viernes, 25 de julio de 2025

Miguel Fleta


Introducción

Entre el gran elenco de tenores habidos en España, no cabe duda de que debo destacar, sin lugar a dudas, a tres:

Julián Gayarre (Julián Gayarre Gorjón),nacido en Roncal/Navarra el 9 de enero de 1844 y fallecido el 2 de enero de 1892, a los casi 48 años, en Madrid.

Miguel Fleta (Miguel Burro Fleta),nacido en Albalate de Cinca/Huesca el 1 de diciembre de 1897 y fallecido el 29 de mayo de 1938, a los 40 años, en La Coruña.

Alfredo Kraus (Alfredo José María del Carmen Kraus Trujillo),  nacido en Las Palmas de Gran Canaria el 24 de noviembre de 1927 y fallecido el 10 de septiembre de 1999, a los 71 años, en Madrid.

Pero esta vez nos toca a Miguel Fleta.


Su vida y obra

Era hijo de Vicente Burro Gayán y de María Fleta Esparraguerri. Fue el menor de 14 hermanos, de los que sólo vivían 7 cuando nació Miguel.

Dada la situación económica habida en su casa, ya con 8 años se dedicaba a pastorear las 7 cabras que poseían sus padres. Después empezó a trabajar como labrador 12 horas diarias, para llevar a casa una peseta diaria. Más tarde se trasladó a Cogullada, a 6 kilómetros de Zaragoza, para vivir en casa de su hermana Inés donde trabajó en la huerta que poseía, yendo todas las mañanas al mercado de la capital a vender las hortalizas recolectadas.

Pero fue en Zaragoza donde empezó a disfrutar de los domingos y donde un buen día Cecilio Navarro, que sentaba cátedra como jotero, lo escuchó cantando esta jota:

Ya sé que ha dicho tu madre
que aún es pronto pa casarte.
Pues que te meta en adobo
y avise cuando te saque.

Y lo invitó para que acudiese a cantar el día de las reliquias al concurso de jotas de la localidad de Villanueva, asegurándole que él estaría allí acompañado de Miguel Asso, el más grande jotero de ese tiempo. Ese día acudió acompañado de amigos y familiares, entre los que se encontraba su madre. Allí se encontró con el señor Navarro, que le dijo: “Oye chico, prepárate, que cuando terminen los profesionales, que te van a oír cantar”. Y así fue, cantó una jota en la que el estribillo decía:

Nos dicen que en Aragón
no hay cosicas milagrosas
y en un pilar pequeñico
se sostiene Zaragoza

Fue tan grande el éxito, que el mismo Miguel Asso lo invitó a ir a su casa todas las tardes, de manera que el maestro fue perfilando la línea jotera de Miguel Fleta.

El tiempo transcurría entre vítores y aplausos en certámenes y concursos, pero él tomó la gran decisión de trasladarse a Barcelona, donde tenía a su hermano Vicente, que ejercía como guardia urbano, y en su casa se acomodó.

Como Vicente conocía al Sr. Lamotte de Grignón, director de la Banda Municipal y, a su vez, del Conservatorio del Liceo, habló con él para que su hermano pudiese estudiar canto, no sin antes aclararle de sus cualidades y de la portentosa voz que poseía.

Quedaron un día en el Conservatorio, donde fue presentado a diferentes personalidades. Lástima que en ese momento no hubiese un pianista para que pudiese acompañarlo, pero el joven, decidido, se brindó a cantar a cappella. No tardaron en abrirse las puertas colindantes, pues todos querían escuchar a Miguel. Cuando terminó, el director de Conservatorio dijo: “Evidentemente la voz es buena”. Pero he ahí que irrumpió el señor Reixach diciendo: “Es que todas las plazas gratuitas para este curso están cubiertas…”. Desde el fondo una voz femenina interrumpió: “Señor Lamotte…, en mi clase hay sitio para un alumno más”. Y el señor Lamotte, sorprendido, replicó: “Pero Luisa, su clase es de señoritas”. A lo que ella le contestó: “Efectivamente, pero si usted lo autoriza, puede caber un tenor”.


Fue así como comenzó la nueva vida del futuro tenor, siempre educado y magníficamente guiado por la profesora francesa Marie Louise Pierre-Clerc, conocida artísticamente como Luisa Pierrick.

En 1917 se matriculó y en un solo año superó los dos cursos de solfeo, bajo la dirección del profesor Zamacois. Mientras Luisa Pierrick, la profesora de canto, le recomendó que se matriculase de tres cursos de canto para el periodo 1917-1918, con el fin de examinarse en el mes de junio del primero y segundo curso y en septiembre del tercero. Para poder llevarlo a cabo tuvo que dedicarse de lleno al estudio, y no sólo lunes, miércoles y viernes en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés, sino también en casa de su profesora.

En 1919 dio por finalizados sus estudios y formación, pero continuó ligado a su maestra Luisa Pierrick. Ésta desde siempre, impresionada con su voz, no sólo se convirtió en su única maestra, consejera y compañera, sino que también le enseñó idiomas y le proporcionó la cultura necesaria para desenvolverse en el nuevo y desconocido ambiente. Y llegó a convertirse en la madre de sus dos primeros hijos: Miguel y Alfonso.

Luisa logró conducirlo de tal manera, que los resultados, dada la constancia y trabajo de ambos, quedaron reflejados no solo en aquella época, sino en el momento que vivimos.

Su carrera profesional fue meteórica, debutando el diciembre de 1919 en Triestre con la ópera Francesca da Rimini, de Ricardo Zandonai, cantando también Manon y Aida.


Fleta viajó en abril 1920 a Viena y en la Volksoper cantó Aida y Mefistofele, que fueron muy bien acogidas por el público vienés. Pero el mayor éxito le vino cuando interpretó Tosca, de G. Puccini, ópera que llegó a cantar 
durante toda su trayectoria en 260 ocasiones. Destaca en ella el aria "E lucevan le stelle".

Los contratos desde entonces fueron numerosos. Fue reclamado desde todos los principales teatros del mundo. El caché llegó a subir de tal forma, que, por poner un ejemplo, en México en 1922 llegó a cobrar 50.000 pesos de oro.

El 26 de enero de 1926, coincidiendo con el bautizo de su hijo Alfonso, apadrinado por Alfonso XIII, Miguel Fleta cantó Tosca en la Costa Azul, obteniendo más de 100.000 francos, que fueron destinados a los mutilados de la Primera Guerra Mundial.

En febrero de 1926, a petición de Miguel, pues había tenido una faringitis aguda y no estaba en su mejor momento, volvió Luisa a la “Villa Fleta”. Juntos prepararon el Calaf de Turandot. Luisa comprobó el deterioro de Miguel, aunque reconoció que ella tenía buena parte de culpa. Ya no la veía su mujer, sino como a la madre de sus hijos y una eficientísima maestra que, en cuestión de semanas, le había vuelto a colocar la voz en su sitio. La veía como su representante, amante, etc. Finalmente en el mes de mayo de ese mismo año todo acabó en ruptura.

Uno de los mayores hitos en la carrera de Fleta fue, sin duda, su participación en el estreno de Turandot, la obra póstuma de Puccini, en el gran Teatro alla Scala de Milán. Aconteció el 25 de abril de 1926. Arturo Toscanini, amo y señor del centro entre los años 1921 y 1929, eligió expresamente a Fleta para asumir el papel de Calaf, descartando a grandes tenores como Lauri-Volpi, Martinelli o Gigli. Lo tenía muy claro y se lo dijo a Puccini hijo: “La voce di Fleta è la vocemaschia che cioccorre...” [“La voz de Fleta es la voz masculina que necesitamos…”].

En septiembre de 1926 se dirigió a descansar a Salamanca, en cuya feria conoció a Carmen Mirat Rúa.



Y haciendo un alto, el día 16 de septiembre de 1926, en plenas ferias salmantinas, se produjo un hecho majestuoso dentro de la vida salmantina, ya que nos deleitó en vivo y en directo con fragmentos de Marta, Tosca, L´elisird´amore, canciones como “Ay, ay, ay”, “La Borrachita” o “Amapola”, y una jota del maestro Serrano. Fue algo que volvió a repetirse en varias ocasiones durante esta última etapa de su vida.

El día 20 de abril de 1927 se casaron en la iglesia de San Esteban, siendo un acontecimiento excepcional y esplendoroso tanto para ellos como para toda la ciudad.De resulta del matrimonio con la salmantina Carmen Mirat, que duró 11 años, entre 1928 y 1935, nacieron 4 hijos: Elia, Miguel Ángel, Paloma y Javier.

El viaje de novios fue maravilloso, consecuencia del magnífico resultado de la 4ª gira del cantante por América. Pero he aquí que en el comienzo de la temporada 1928 fue cuando comenzó a notarse su deterioro vocal. Pese a ello, continuó con su apretada agenda profesional, cantando por diferentes partes de mundo, incluidas China y Japón. Finalizada ésta, acusó el sobreesfuerzo realizado, de manera que su garganta comenzó a mostrarse dolorida y se le detectó fragilidad en la mucosa que recubre las cuerdas vocales... Y a partir de aquí comenzó a incumplir algunos de los compromisos.



Las malas gestiones en las actividades laborales y el ritmo de vida que exigía demasiados gastos hicieron que en 1932 la familia dejase de vivir en la “Villa Fleta”, lujoso palacete situado en la Ciudad Lineal de Madrid, ante la incapacidad de soportar el cuantioso coste. La vida discurrió de tal manera, que Carmen acabó vendiendo muy discretamente las joyas que poseía y Miguel Fleta fue abandonando todo lo relacionado con la ópera, para dedicar su arte al género de la zarzuela.

Se ha hablado frecuentemente de los cambios que tuvo en su orientación política. Cierto es que primero defendió a la Monarquía, después a la República, para acabar alistándose en 1936 a Falange. Al morir, antes de que acabase la Guerra Civil, no quedó clara su posición ideológica.



Miguel Fleta fue uno de los falangistas que el 31 de diciembre de 1936 trasladó hasta el cementerio el féretro de rector de la Universidad de Salamanca Miguel de Unamuno.



Es importantísimo destacar que en los últimos instantes de su vida, saliéndole un hilo de su voz, susurró unas frases entrecortadas:

O dol...ci...bacci
o lan...gui...de ca...re...zze…

Eran las primeras estrofas de la romanza del tercer acto de Tosca.

Y fue en La Coruña, exactamente en número 8 de la plaza Orense del día 29 de mayo de 1938, cuando Miguel Fleta falleció a los 40 años de edad, debido a un ataque de uremia.

Tras morir fue amortajado con el hábito franciscano. A las 5 de la tarde del 30 de mayo de 1938 seis falangistas de segunda línea sacaron a hombros el féretro de Miguel. Lo cubrieron con las banderas de España y de Falange.


Anexo

Con ocasión de cumplirse el primer centenario del nacimiento de Miguel Fleta, el sello Blue Moon editó en 1998 una colección de 5 discos compactos. La integraron un total de 95 arias, romanzas, canciones, jotas e himnos, piezas registradas entre 1922 y 1935.

Miguel Fleta también probó suerte en el mundo del cine, si bien más como medio propagandístico que artístico. El primer film fue en 1925: Miguel Fleta en los jardines del chalet de los señores Pi-Sopena. El segundo, en 1927, con el título Boda de Miguel Fleta. Y el tercero, en 1933 Miguelón o el último contrabandista.



Bibliografía

SAIZ VALDIVIELSO, Alfonso Carlos (1997). Miguel Fleta. Memoria de una voz. Ediciones Laga, Bilbao.


miércoles, 5 de febrero de 2025

Mario Lanza, entre los mejores tenores del mundo


Debo reconocer que profeso un enorme  cariño al que considero el mejor tenor del mundo en su época, la primera mitad del siglo XX. Hay quienes incluso han llegado a asegurar que fue el más grande de todo el siglo. Por eso no puedo por menos que haceros conocedores de su figura a través de este corto, claro y conciso escrito sobre la vida del divo del mundo de la música lírica.

Ha sido al  encontrar el corto, pero magnífico, artículo del mexicano Alfonso Díez, "La leyenda de Mario Lanza”  (en Código Diez), cuando me he visto en la obligación de que mis paisanos, amigos y lectores de este blog, más o menos aficionados al bel canto, conozcan la apasionante vida de este genial tenor. Casualmente nació el mismo año en que murió Enrico Caruso, reconocido por todos como el mejor tenor habido en el mundo hasta la actualidad.

Mario Lanza era su nombre artístico, pero en realidad se llamaba Alfred Arnold Cocozza. Nació el 31 de enero de 1921 en Filadelfia, Estados Unidos, y falleció en la capital italiana, Roma, el 7 de octubre de 1959, cuando tenía tan sólo 38 años de edad. Era hijo de padres italianos, aun cuando en España hay quienes afirman que su madre, María Lanza, era natural de Santander. Como curiosidad, su estatura rondaba el 1,70 y llegó a pesar 120 kgs.

Filmó  nueve películas:

    Victoria Alada, de George Cukor, en 1944.         
    Aquel beso de media noche, de Norman Taurog, 
       en 1949.
    El sabor de Nueva Orleans, de Taurag, en 1950.
    El Gran Caruso, de Richard Thorpe, en 1951.
    Porque eres mía, de Alexander Hall, en 1952.
    El príncipe estudiantede Richard Thorpe, en 1954; 
        solo su voz.
    Serenata, de Anthony Mann, en 1956.
    Las siete colinas de Roma, de Rey Rowland, en 1957.
    Por primera vez, de Rudolph Maté, en 1959.


Quiero hacer un alto, para explicaros de que la película Serenata, que en España fue titulada como Dos pasiones y un amor, fue rodada junto a nuestra querida Sarita Montiel, la cual supo comportarse y estar a la altura que siempre mereció: fantástica. En la película le dedicó una bonita canción compuesta por él: “La Spagnola”.

El filme El príncipe estudiante no lo rodó como actor, dadas sus excentricidades y por no estar de acuerdo con el director en algunos aspectos, pero sí puso su voz.

¿Y por qué no recordar que su película El Gran Caruso fue la más taquillera en el año 1951 o que su banda sonora fue el primer LP con temas de ópera que más se vendió en el mundo? Tan sólo en Estados Unidos fueron más de un millón de copias. Pero hay más, pues la película sirvió para que algunos jóvenes adelantados en la música se dedicasen a este mundo, triunfando después, como José Carreras o Roberto Alagna.

Nos dice Alfonso Díez:

Mario Lanza consiguió una popularidad que pocos han conseguido y generó una afición y un entusiasmo insólitos por la opera”.

Y continúa:

“Una historia descabellada señala a Lucky Luciano, el poderoso jefe de la mafia norteamericana, como el que ordenó su asesinato al médico y a la enfermera que atendían al tenor en la Clínica Valle Giulia, de Roma (donde Mario Lanza se sometió a una cura de sueño a base de inyecciones para perder peso), como venganza por negarse a asistir a un concierto benéfico en Nápoles”.

Luciano  tenía previsto que a ese acto asistiera la élite de “La cosa nostra”:

Según su entrenador de gimnasia, en el documental The American Caruso, que presentó Plácido Domingo en 1982, la causa de su muerte fue que le inyectaron aire en la vena. Dice el mencionado entrenador que el médico y la enfermera desaparecieron de la clínica. La mañana de ese día la había pasado cantando para las enfermeras y uno de los empleados del lugar declaró en el documental Ginging of the Gods (2005) que, aunque su habitación estaba en el quinto piso, se le oía perfectamente desde el vestíbulo”.

Siempre creí que todo esto venía de más atrás: su forma de ser, su vida ostentosa, sus caprichos, algunas de las personas que le rodeaban… Todo eso habría sido el motivo por el que, sin él darse mucha cuenta, se vio involucrado  en ese ambiente tan poco sano. Y es que, perdonen que lo repita, siempre lo pensé y lo comenté cuando podía con gente allegada al caso y conocedora de su vida.


Y ahora os preguntaréis: ¿y cómo llegaste a introducirte en este mundo y, más concretamente, en la vida de este grandísimo tenor? Pues muy sencillamente. Desde muy jovencito comencé a ir al Teatro Bretón de Salamanca a ver sus películas, compraba una entrada para el tercer piso, que entonces costaba 2 pesetas, y allí me pasaba los 90 minutos, gozando e incluso, en muchos momentos, llorando de emoción. Mientras, algunos de los espectadores se dedicaban a tirar pipas o garbanzos tostados a los destellos  que salían del proyector hacia la pantalla para hacer que brillaran. ¡Qué tiempos y qué ratos tan bonitos pasé! Y… que nunca olvidaré.

Luego comencé a escucharlo a través de sus discos y también a interesarme más por la vida y obra. Incluso, a posteriori, fui haciéndome con algunas de sus películas editadas en cintas VHS.

Para que la información sea más enriquecedora voy a colgar un enlace para que le vean interpretando una de mis canciones preferidas, Granada”, cuyo autor es nuestro también querido maestro mejicano Agustín Lara. La versión forma parte de la película Porque eres mía [Because You´re Mine].

Siguiendo con Alfonso Díez, nos aclara otra cosa:

“Mario Lanza estaba muy contento porque tenía firmados dos contratos con la Ópera de Roma para cantar en 1960 Pagliacci y Tosca (ésta junto a Renata Tebaldi). Además le habían propuesto cantar en La Scala y en San Carlo de Nápoles, aun cuando no había nada firmado. Para entonces ya había bajado mucho de peso. Por fin, ahora que el cine parecía haberle abandonado, podría dedicarse de lleno a la ópera en vivo, pero ya no pudo lograrlo”.

Hay otra versión en la que se dice que en agosto de 1959 Mario tuvo un ataque cardiaco e inmediatamente después una neumonía doble, falleciendo dos meses después, el 7 de octubre de 1959. Su muerte, por tanto, se habría debido a causas naturales.

Sus restos mortales descansan en el Holy Cross Cemetery & Mortuary, en Ladera Heights (California, Estados Unidos).

Su viuda, Betty Cocozza, se suicidó con barbitúricos cinco meses después, en Hollywood. El menor de sus hijos, Marc, murió de un ataque al corazón en 1993, a los 37 años de edad. Coleen, la mayor, lo hizo en 1999, atropellada en una autopista. Y Damon, el mayor de los varones, a los 55 años de edad, nueve años después y de un ataque al corazón.

Yo suelo escuchar alguna de sus canciones casi todos los días y de vez en cuando veo alguna de sus películas. Les invito a adquirir algún disco o película del afamado tenor, siempre disponibles en cualquier tienda especializada en el tema, o a escucharlo por los diferentes medios actualmente posibles, ¡que son tantos…! Seguramente se llevarán todavía mayores sorpresas.

lunes, 13 de enero de 2025

Alfredo Kraus y Victoria de los Ángeles


Este texto que vais a empezar a leer llevaba años buscándolo. Ya desde antes de lo que voy a reproducir lo había oído y leído en algunas ocasiones. Y lo comentaba con aficionados -unos más y otros menos- al bel canto, que en muchos casos no daban crédito a lo que les decía.

Hace algunos años, exactamente el domingo 23 de junio de 1996, Alfredo Kraus dio un espléndido concierto en Salamanca, teniendo como marco la Plaza Mayor. Días después salí yo en antena en Radio Salamanca (de la Cadena SER), donde pude contar las cosas que sabía acerca de la relación entre Alfredo Kraus y Victoria de los Ángeles. Quería que el público aprendiese a conocer al Maestro, ya que en la presentación que hicieron en el recital, previa a la actuación, me di cuenta que ni siquiera el entonces alcalde de Salamanca, el Sr. Lanzarote, sabía casi nada del personaje allí presente. Como al final les dije a todos los que allí estábamos, “¡ustedes no saben a quién tienen delante!”.


La valoración que en cierta ocasión hizo Victoria de los Ángeles sobre Alfredo Kraus

Bueno, pues ha llegado el momento de estampar todo lo que al Maestro respecta. Y para ello voy a aprovechar, transcribiéndolo, lo publicado, con fecha 9 de septiembre de 2004, en el portal de Internet UNA NOCHE EN LA OPERA. Concretamente en la entrada “MARZO'07 - VICTORIA DE LOS ÁNGELES – LA ROSA DEL MET” aparecen algunas de las frases, recogidas en el libro Victoria de los Ángeles, memorias de viva voz, del periodista Jaume Comellas. Son éstas:

Alfredo Kraus

Victoria y Kraus sólo coincidieron una vez en escena. Fue en un Werther en el Teatro de la Zarzuela de Madrid: ‘Era impresionante el Werther de Kraus; era único, único. Como pareja ha sido lo más emocionante que he tenido en mi carrera. (…) Con los ojos te decía que era Werther. Y ya desde aquel momento me sentí Charlotte. ¡Era impresionante lo que hacía Kraus! Cuando estabas en escena no podías desprenderte de la magia que él infundía. Y en la escena del aria fabulosa, Porquoi me réveiller…, cuando Charlotte está en el sofá y él cantando esto, ¡era fantástico! No creo que en disco se pueda recoger lo que se hace a veces en escena; y lo que hacía Kraus en directo era único. Y yo, claro, llorando y llorando. Y bueno, ¡pues a llorar! Dejé caer las lágrimas, y como es en realidad lo que le pasa a Charlotte… Y cuando él volvía y se dirigía a mí, me acuerdo de que se quedó mirándome porque me vio los ojos con aquellas lágrimas. ¡Me impresionó tanto! Y no te digo el final, el último acto. ¡La de Werther con Kraus es una noche de magia!’. Preguntada acerca de la supuesta frialdad del tenor canario, responde Victoria que ‘él era uno de esos apasionados que sienten tanto. En todo lo que cantaba había mucha pasión. Siempre vi que había mucho dentro de Kraus. (…) No era una persona fría, era una persona de un calor increíble’”.


Un breve anexo sobre la trayectoria musical de Victoria de los Ángeles (1923-2005)

Nació en Barcelona, hija de un malagueño de Fuengirola y de una zamorana de Puebla de Sanabria. Fue una de las mejores sopranos habidas en el mundo en la segunda mitad del siglo XX. Ni que decir tiene que ha sido ¡la mejor de España! Cantó en 53 países del mundo y, para muestra, tiene el honor de haber sido la única española, hasta el momento, que ha cantado en el Festival de Bayreuth, en Alemania. Lo hizo en 1961 y 1962, encarnado el personaje de Elisabeth en la ópera de Richard Wagner Tannhäuser, en ambas ocasiones dirigida por el nieto del compositor, Wieland Wagner.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Tomás Bretón: sobre su obra y el poema sinfónico Salamanca


Escultura dedicada en Salamanca, erigida en 1925

Orígenes y primeros estudios

Tomás Bretón ha sido un importante compositor, violinista y director de orquesta. Nació en Salamanca el 29 de diciembre de 1850, dentro de una familia muy humilde,  compuesta por su padre Antonio Bretón Hernández, de profesión panadero, Andrea Hernández  Rodríguez y cuatro hermanos, de los cuales dos de ellos fallecieron siendo niños. El padre, a su vez, también falleció cuando no había cumplido aún los dos años.

A los diez años comenzó sus primeros estudios musicales en la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy de la ciudad. En aquella época esas clases se impartían en el Palacio de Monterrey. Empezó, como es obvio, por el solfeo, para irse integrando en las clases de violín e incluso iniciando las de piano. Concretamente se desarrollaron desde el curso 1860-1861 hasta el 1864-1865, en que lograría tener un completo conocimiento del solfeo y un dominio extraordinario de violín. Durante estos años recibió algunos importantes premios, lo que motivó aún más su formación. Debo nombrar y destacar como profesor, entre todos los habidos en su enseñanza en el Conservatorio, a don Ángel Piñuela.

Lo que fue la casa natal

También creo preciso contar una anécdota ocurrida durante sus estudios. Como el futuro maestro necesitaba disponer de un violín para practicar, es ahí donde entró su madre en acción, ya que, mediante una gestión, consiguió que el Sr. Sánchez Crespo le comprara ese instrumento.

Antes de terminar sus estudios, dadas las necesidades habidas en su casa y su amor por la música, comenzó a tocar el violín en cafés, iglesias, orquestas locales y provinciales. Tal es así, que a los 12 años se incorporó a la Orquesta del Teatro del Hospital, muy cerca de su vivienda, y que había sido reconstruido e inaugurado el día 8 de septiembre de 1846. En esa ocasión llegó a ser el concertino.

El Teatro se encontraba en la calle de la Alegría, que curiosamente esta calle tomó a posteriori el nombre del insigne músico salmantino y también fue la calle en la que vivió, justo esquinera con la del Grillo.

También llegó a tocar en el Teatro Liceo, que hacía poco, en 1862,  se había  construido. Sobre sus actuaciones sabemos que comenzó cobrando tres reales diarios.

Durante esta etapa la vida de Tomás Bretón fue muy dura, porque además del estudio y sus actuaciones, desde las ocho de la mañana tenía que estar en el despacho de un abogado.

Teatro Variedades de Madrid

Marcha a Madrid y continuación con su formación

Pero he aquí, como ha escrito Leticia Martín Ruiz, lo que sucedió en el año 1865:

“El director del Teatro Variedades, en una función en Salamanca, conoció a Bretón y reconociendo su enorme talento aconsejó a su familia que se trasladara a Madrid, para que su hijo estudiara en el conservatorio de la ciudad. Ese mismo año se mudó Tomás a Madrid, junto con su madre y hermano,  entrando a formar parte de la orquesta del Teatro Variedades, mientras proseguía  los estudios de música”.

Desde el primer momento consiguió tocar en orquestas de teatros de zarzuela e ingresar en el Real Conservatorio Superior de Música, donde recibió la formación de composición a través del insigne profesor Emilio Arrieta. En 1872 terminó el cuarto curso, recibiendo el primer premio de Composición, que lo compartió con su compañero Ruperto Chapí, otro gran compositor de zarzuelas, entre las que se encuentra La Revoltosa.

Ya finalizado los estudios compuso la Sinfonía n.º 1 en Fa Mayor, que dedicó a su gran maestro Emilio Arrieta (1821-1894), el mismo que fuera iniciador del estudio y composición de la zarzuela. Como muestra tenemos su hermosísima zarzuela Marina (1855), que posteriormente, en 1871, transformó en forma de ópera en 3 actos, a instancias del tenor italiano Enrico Tamberlick.


Retrato

Primeros pasos como músico profesional

A partir de 1872 Tomás Bretón volvió a trabajar en teatros de zarzuela, no sin abandonar su enorme afición a la composición. Siguiendo nuevamente lo aportado por Leticia Martín Ruiz:

“Comenzó a componer para muchas compañías de zarzuelas de la capital, siguiendo el género bufo. Su primera zarzuela en tres actos, Tic-tac, se estrenó en 1873 en el Teatro del Circo. En solo 4 años compuso más de 20 estrenos. Colaboró con Calixto Navarro, escritor y empresario. El 1877 trabajó en el Teatro de los Jardines del Buen Retiro con Chueca y Valverde. Los muchos éxitos en la zarzuela no evitaron que sus aspiraciones musicales fueran más allá, abriendo camino a la ópera española”.

El primer escarceo de Tomás Bretón en el mundo de la ópera fue en 1875, con un libreto en un acto de Antonio Arnao, titulado Guzmán el Bueno, que se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid. Dado el éxito que obtuvo, meses después fue presentada en el Teatro Liceo de Barcelona.

Sigue contándonos Leticia Martín Ruiz:

“En 1878 fundó la orquesta Unión Artística Musical, que buscaba ser la alternativa a la Sociedad de Conciertos en Madrid, por iniciativa del empresario Felipe Ducazcal, que no había llegado a un acuerdo con ésta para unos conciertos en los Jardines del Buen Retiro. Tras su estreno, Tomás Bretón accedió al puesto de director. Esta orquesta sirvió a Bretón para presentar composiciones no estrenadas en Madrid, prestando especial interés a las obras españolas de sus contemporáneos. Los siguientes directores de esta formación fueron Ruperto Chapí (1882), Fernández Caballero (1883) y Casimiro Espino, hasta su disolución en 1886”.

Con el apoyo de Barbieri creó varias composiciones de zarzuela grande y que fueron representadas en el Teatro de la Zarzuela. No todas obtuvieron un gran éxito, de ahí que cambiase de opinión y se dedicara a la creación de la ópera española.

En 1880 contrajo matrimonio con Dolores Matheu, de cuya unión sobrevivieron tres hijos: Antonio Mario, Abelardo y María.


Viajes a Italia, Austria y Francia

En 1881, dado su buen hacer como director, le fue asignada la plaza de mérito de la Academia de Bellas Artes de Roma, ciudad a la que viajó y en la que permaneció durante los tres siguientes años. Recibió para ello una beca del rey Alfonso XII, trasladándose con su esposa e hijo. En su nueva estancia aprovechó un tiempo para seguir estudiando y, como en el primer año estaba obligado a realizar una composición religiosa, compuso un oratorio que tituló El Apocalipsis. Escribió también el libreto, de la misma manera que lo hizo con otras obras.

Viajó por diferentes ciudades italianas, como Milán, Nápoles o Venecia. Pero fue en Viena, en 1882, donde permaneció más tiempo: un año. Y es que Tomás Bretón se interesó más por la música austriaca que la italiana, en especial la sinfónica. Llegó a conocer la música del alemán Richard Wagner, que había nacido en 1813 en Leipzig y que en un principio no le causó mucha impresión. Sin embargo, sí compuso una sinfonía siguiendo el estilo beethoviano.

En 1883 se trasladó a París, estancia que aprovechó para componer la ópera Los amantes de Teruel, basada en el drama de Hartzenbusch y que él mismo adaptó como libreto.

Teatro Real de Madrid, sede del Real Conservatorio de Música a principios del siglo XX

Regreso a España y sus primeros éxitos

En el verano del siguiente año, ya de vuelta a España, fue nombrado director de la Sociedad de Conciertos de Madrid, que era la principal orquesta de la capital. El cargo lo ocupó desde 1885 a 1891. Logró consolidar los ciclos de conciertos en Madrid y toda España con programaciones abiertas a la música española y novedades internacionales. También tuvo la posibilidad de colaborar con músicos como Pablo Sarasate, Enrique Fernández Arbós e Isaac Albéniz.

El 12 de febrero de 1889 fue representada en el Teatro Real de Madrid su ópera Los amantes de Teruel, conformada de prólogo y cuatro actos. Las siete representaciones  de la primera temporada fueron un gran éxito, lo que permitió que siguiesen en el Gran Teatro Liceo y, ya en el exterior y entre otros países, en Argentina, Italia, Praga o Viena. Se tradujo el libreto al alemán y al italiano, en este último caso con el título Gli amanti di Teruel.  De esta forma Bretón se convirtió en una de las personalidades más importantes y activas del mundo musical español de finales del siglo XIX.

Seguidamente escribió la ópera sobre un tema catalán: Garín o L'eremita di Monserrat, con libreto del italiano Cesare Fereal. Se estrenó en el Teatro del Liceo barcelonés en mayo de 1892 y ese mismo año en octubre se presentó en Madrid. En este nuevo trabajo, encargado por el Círculo del Liceo de Barcelona, su música mostró una mayor madurez y con una tendencia más próxima a las concepciones musicales wagnerianas, que integró con acierto en el discurso dramático.


Su consagración: La verbena de la PalomaLa Dolores

Siguiendo con Leticia Martín Ruiz:

“El mayor interés de Bretón  era la creación de una ópera nacional española, pero la ruptura de Chapí con los empresarios del Teatro Apolo a principios de 1894 le hizo acercarse al ‘género chico’, que en su día había criticado muy duramente. La obra nacida de este encargo del Apolo, sobre libreto de Ventura de la Vega, fue La verbena de la Paloma y así, una obra compuesta en unos pocos días y sin darle mayor importancia, se convirtió en el mayor éxito de Bretón. Desde su estreno, el 17 de febrero de 1894, este sainete se ha representado sin interrupción por toda España y América Latina. Uno de los méritos de esta obra se encuentra en que hay una gran diversidad de estilos, desde el más cercano a la ópera hasta músicas nacionales, pasando también por números cómicos o danzas populares urbanas”.

Esta zarzuela es tan famosa que casi nadie puede decir que no conozca pasajes destacados como: “Por ser la Virgen de la Paloma”, “Una morena y una rubia, hijas del pueblo de Madrid” o “¿Dónde vas con mantón de Manila?”. O que no haya dicho más de una vez en su vida  “Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”.

Portada de su zarzuela más famosa

A pesar de todo, él seguía centrado en crear un repertorio operístico nacional, lo que le llevó a componer y escribir el libreto de La Dolores, obra basada en el drama rural homónimo de su amigo José Feliú y Codina.

Esta obra, nada romántica, con estilo más bien realista, es muy cercana al verismo de sus contemporáneos. La Dolores se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 16 de marzo de 1895, ya que el propio compositor se negó a hacerlo en el Teatro Real para evitar los problemas habidos en las dos obras anteriores. El éxito fue esplendoroso, permaneciendo dos meses e ir seguidamente al Teatro Tívoli de Barcelona, donde se representaron ciento doce funciones.  Luego, la misma compañía viajó a  América. Se representó también en Milán, traduciéndose al italiano. Y llegó incluso a traducirse al alemán y el inglés. Fue tal el éxito, que años después, en 1915, se representó en el Teatro Real de Madrid y en 1916, en el Liceo de Barcelona. En 1923, poco antes de morir el compositor, regresó al Teatro Real con un cartel en el que aparecían las grandes figuras del momento en la lírica internacional: Hipólito Lázaro, Miguel Fleta y Ofelia Nieto.

En 1901 fue nombrado comisario regio del Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, y más tarde director, donde, con intermitencias, permaneció hasta el año 1921. 

También es necesario que conozcamos que, entre otros, fueron alumnos suyos músicos tan insignes y de fama internacional como Manuel de Falla o Pau Casals.

En su estudio en Madrid

Los últimos años de su vida

En 1917 falleció su esposa, Dolores Matheu. Como homenaje compuso el poema sinfónico Elegía y añoranzas, en el que recogía temas de sus principales obras. 

En 1918 escribió su última composición, la cantata Aragón, hecha para uno de los múltiples homenajes que se le dedicaron durante esos años.

En 1921 el Conservatorio le comunicó el cese en su puesto, aun cuando él con anterioridad había enviado un escrito solicitando la continuación, pues la pensión que le quedaba no era suficiente para poder vivir dignamente. Después que aparecieran en algún periódico declaraciones de diferentes personalidades de dentro y fuera del mundo de la música, llegando  a oídos del Senado, por fin, después de fuertes debates, se acordó concederle una pensión vitalicia de 7.500 pesetas.


Un aspecto poco conocido: su vinculación a la masonería

Dentro de su mundo, pero fuera del campo musical, debemos ser conocedores que desde bien joven fue hermano masón, miembro inscrito de la logia “Fraternidad Ibérica” de Madrid, con el número 90 y perteneciente al Gran Oriente Nacional de España (GONE). Lo hizo  en junio de 1873, cuando tenía 22 años, adoptando el nombre simbólico de David.

Por entonces el templo masónico de esa logia estaba situado en la calle Preciados, 33. En 1881 fue nombrado miembro adjunto del Consejo de Administración y Disciplina del Gran Oriente Nacional de España. Llegó a tener el 30º del Rito Escocés antiguo y Aceptado en 1887, el 31º en 1889, el 32º en 1893 y el 33º en 1894.

Bien es cierto que tuvo varios detractores, entre otros a su gran maestro Arrieta, a su compañero Barbieri, amén del crítico musical Peña y Goñi.


Fallecimiento y un homenaje muy sentido

Tomás Bretón falleció en su casa de la calle Campoamor. Al conocerse la noticia, que corrió como la pólvora, se dice que el maestro Arbós detuvo el concierto y, dirigiéndose al público, le hizo conocedor del hecho, lo que fue recibido en silencio y con gran emoción. Seguidamente el director se dirigió primero a los músicos y luego nuevamente al público para proponer tocar la célebre  “Jota de la Dolores”. Dada la emoción, desde que comenzó a sonar  la pieza, muchos de los espectadores sintieron cómo sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Cuando finalizó, el público, entusiasmado y enfervorizado, dio una gran ovación y unos vivas a Bretón y a España.

Como ha escrito el dr. Víctor Sánchez:

“Al día siguiente, el féretro del músico fue trasladado en un carruaje estufa y estuvo acompañado por una multitud en su último paseo por las calles de Madrid. Algunas de sus melodías más célebres fueron interpretadas al paso del cuerpo sin vida, cuyo destino final fue el cementerio de La Almudena”.

Placa conmemorativa en su casa de nacimiento

Presencia de Salamanca

En este breve y cariñoso escrito, quiero recordar otro escrito, que fue colocado en la exposición dedicada en Salamanca al maestro en 2023:

“Tomás Bretón mantuvo una fuerte relación con su ciudad natal. Acudía siempre que podía a las ferias para visitar a su hermano y se implicó en la vida musical de la ciudad. Tras el éxito de su ópera Los amantes de Teruel en 1889 organizó unas representaciones en Salamanca y propuso a la compañía que ofreciese una función extraordinaria a precios
populares”.

El gran musicólogo salmantino Dámaso García Fraile (1936-2021) también le ha dedicado su recuerdo. Suyas son estas palabras:

“Vino muchas veces a su ciudad, en muchos casos invitado por las diferentes clases sociales habidas en la ciudad, todo ello dado por su popularidad a todos los niveles. Desde los gobernantes en banquetes celebrados en el Ayuntamiento, la clase burguesa alta, en el Casino y la clase trabajadora en la fiesta del Salón Artístico Salmantino se disputaban el protagonismo en homenajes al ilustre salmantino don Tomás Bretón. Los dos homenajes citados en primer lugar, se desarrollaban en torno a una opípara mesa; el del Salón Artístico, se agrupaba a unas gentes más modestas tras aportar con anterioridad la cantidad de una peseta, se toman el clásico café, copa y puro, con el fin de pasar un rato al lado de Bretón”.

Aquí queda grabado que para el alma de nuestro gran músico no había comparaciones ni distinciones, pues fue siempre un amante de todas las clases sociales. Y si me apuran un poco, siempre se inclinó más en favor de la gente del pueblo, de aquellos que más ayuda precisaban.

Y para acabar, continuando con el dr. Víctor Sánchez:

“Este año 2023, Bretón ha sido objeto de varios homenajes, en el que sobresalió la exposición "Tomás Bretón, mucho más que La verbena de la Paloma", organizada por la Biblioteca Nacional de España, el Ayuntamiento de Salamanca y la Fundación ‘Salamanca. Ciudad de Cultura y Saberes’. La muestra ha sido acogida tanto en la capital de España como en la ciudad natal del músico”.


Obras más destacadas

Así resume la Biblioteca Nacional de España la obra de Tomás Bretón:

“Realizó algunas obras sinfónicas para circunstancias concretas de la vida española, como Gloria al poeta, para el homenaje a Campoamor del Teatro Real en 1900, o la Marcha Nupcial, para la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia. Más interesantes que estas obras son su Sinfonía en Sol mayor o Los Galeotes, basada en El Quijote, ambas composiciones estrenadas por la Orquesta Sinfónica de Madrid en 1905”.

En total compuso 12 óperas, 1 opereta, 10 zarzuelas grandes, 40 del género chico, 12 de música sinfónica, 9 de música de cámara, 5 de música religiosa y 24 de otra música. 

Su obra, por tanto, fue tan amplia, que solamente voy a extenderme en las óperas. Y, eso sí, poniendo un poco más de énfasis en lo que corresponde a su trabajo Salamanca, poema sinfónico.

Óperas españolas

1875: Guzmán el Bueno; en un acto, estrenada en el Teatro Apolo de Madrid, con libreto de Antonio Arnao.

1875: El Barberillo de Orán; en tres actos, con libreto de Rafael María Liern.

1878: El Campanero de Begoña; en tres actos, con libreto de Mariano Pina Domínguez.

1879: Corona contra corona; drama lírico en tres actos, con libreto de Calixto Navarro.

1889: Los amantes de Teruel; en 4 actos, estrenada en Madrid el 12 de febrero de ese año, sobre un libreto del propio Tomás Bretón, basándose en la obra original de Juan Eugenio Hartzenbusch.

1892: Garín; en 4 actos, estrenada en el Teatro Liceo de Barcelona el 14 de mayo y con libreto de Cesare Fereal.

1895: La Dolores; estrenada el 16 de marzo en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, con libreto de Feliú y Codina; fue con la famosa jota su propuesta más nacionalista.

1900: Raquel;  historia de los amores de una judía de Toledo con el rey Alfonso de Castilla.

1902: Farinelli; un hermoso drama de ambientación dieciochesca.

1906: El Certamen de Cremona; comedia musical en un acto, con libreto de Carlos Fernández Shaw y basado en una obra de Coppée.

1910: Don Gil de las calzas verdes; en 3 actos, con libreto de Tomás Luceño, a partir de la comedia áurea de Tirso de Molina.

1913: Tabaré; su última ópera, en 3 actos, estrenada en Buenos Aires y basada en la epopeya del poeta uruguayo Juan Zorrilla de San Martín: eso hizo que en 1910  Bretón hiciera un viaje para conocer el folclore de la zona.

Música sinfónica

Aquí no puedo más que hacer hincapié, para que todos los “leyentes” de mi cuaderno presten atención y escuchen, en la obra Salamanca, poema sinfónico. Compuesta en 1916, es una brillante estructura sinfónica en la que presenta tres temas del cancionero salmantino: la arada “Navarrito”; la canción de muelo “A la mar se van los ríos”; y la riberana “Ya se murió el burro”. El propio Bretón organizó el estreno invitando a Salamanca a la Orquesta Filarmónica de Madrid, que él mismo dirigió.

Desde aquí se puede acceder para su visualización y escucha la interpretación realizada por la  Ensemble Ouroboros, dirigida por Frédéric Zosso y grabada en 2020 en Friburgo (Suiza).



Documentación utilizada

Bibliografía

García Fraile, Dámaso (1994). “Salamanca en la vida y obra de Tomás Bretón”, en Salamanca. Revista de Estudios, nn. 33-34, pp. 181-202.

Márquez, F., Payán, C., Roldán, T. y Villegas, J.M. (1987). La masonería en Madrid. Editorial El Avapies.

Martín Ruiz, Leticia. “Tomás Bretón Hernández”. Real Academia de la Historia (https://dbe.rah.es/biografias/9124/tomas-breton-hernandez).

Sánchez Rodríguez, Virginia (2023). “100 años de la muerte del célebre compositor español”, en Historia. National Geographic (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/tomas-breton-100-anos-fallecimiento-gloria-nacional_20570).

Sánchez Sánchez, Víctor (2002). Tomás Bretón. Un músico de la Restauración. Editorial Instituto Complutense de Ciencias Musicales.

Otras fuentes

“El homenaje a Bretón de 1924”, en Salamanca en el ayer, 2016 (https://salamanca521.rssing.com/chan-51181995/article62-live.html).

“La casa natal de D. Tomás Bretón”, en Salamanca en el ayer, 2015 (https://salamanca521.rssing.com/chan-51181995/all_p4.html).

“Tomás Bretón. Biografía y obras maestras – Música Clásica” (https://www.musicaclasica.info/compositores/breton/).

“Tomás  Bretón”. Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Tomás Bretón).

“Tomás Bretón Hernández, mucho más que la verbena de la Paloma”, en Biblioteca Nacional de España, 2023 (https://www.bne.es/es/agenda/tomás-breton-mucho-mas-verbena-paloma).

Medallón conmemorativo en la Plaza Mayor de Salamanca