martes, 5 de junio de 2018

Valdelageve y sus alrededores (y 4)

Puente del Moro. Se sabe que desde el siglo VIII estuvo asentado en nuestro pueblo un grupo de berebe-res, gente procedente del norte de África, en el actual Marruecos. Se cree que posiblemente de ahí venga el nombre de nuestro pueblo. Invito a leer el capítulo “Orígenes del nombre de Valdelageve”.

Minicen-tral Eléctri-ca. Situada en la zona de los Pilares, comen-zó a funcionar en 1998. Tiene un solo genera-dor, pero produce 1.100 kws. a la hora, es decir, 600 más que la Fábrica de la Luz, con dos generadores. La caída del agua desde la cámara es de 100 metros.

Riscos de los Pollue-los. Están situados en la margen izquierda del río Cuerpo de Hombre. Son grandes cancha-lazos, en los que habitan búhos reales, alguna cigüeña negra (hoy día, casi en extinción) y, sobre todo, los buitres leonados. De estos últimos, fijándonos detenidamente, podemos ver todos los movimientos que ejecutan: cómo vuelan, se asientan, descansan, cogen alimentos, los trasportan, dan de comer a sus crías…

Muy impor-tante es conocer cómo en el río pueden divisarse los macho-nes de un puente que se prepararon en su momento, aunque dicho puente nunca llegó a construirse. También se encuentran las ruinas de un molino levantado a finales del siglo XIX, que estuvo funcionando hasta aproximadamente el año 1936. Aconsejo leer los capítulos “El paisaje y varios parajes maravillosos”, “Una excelente excursión por uno de los lugares del paraíso” y “El molino de Valdelageve”.

Los Riscos. Se ven a la entra-da de Valdela-geve, viniendo de Lagu-nilla. Están situados en la margen derecha del río Cuerpo de Hombre. Es una ladera alta y empinada de terreno abrupto y descarnado, donde abundan los matorrales de espinos algunos arbustos, y fresnos. En la zona hay cuevas profundas, llamadas
tejoneras, por la presencia de tejones. La vista es majestuosa, no sólo por lo descrito, sino al ver serpentear el río por una gran hondonada. Leer el capitulo “El paisaje y varios parajes maravillosos".

Fuente de la Casa de tía Elena y Fuente de Acullá. A la primera acudían las mozas del Ventorrro y a la segunda iba el resto del pueblo. Este menester se hacía por la tarde, ya que las tinajas, los cántaros y los botijos tenían que quedar llenos. Entonces las
mozas se embelle-cían, pues no en vano en los viajes que echaban de ida y vuelta, con sus recipien-tes sobre la cabeza o al cuadril, aprovechaban para juntarse con los mozos que salían en su busca. Eran momentos muy bonitos y emotivos.

(Fotografías: Juan-Miguel Montero Barrado)

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