Todos
lo conocemos como Alfredo Kraus, sin embargo, hace ya muchos años, y debido a
una información que me llegó a través de mi amigo Pepe el Gaditano, sacerdote
de profesión y consumado krausista, me hizo conocedor de que el segundo nombre
del Maestro era “José” y, por consiguiente, que su santo lo celebraba el 19 de marzo.
Pero fue
precisamente en Madrid, en el mes de
marzo de 2007, cuando supe cuál era su nombre completo. Fue durante la
presentación del libro Alfredo Kraus.
Desde mis recuerdos, escrito por el doctor Eduardo Lucas Bueso, que fue su médico
durante más de 25 años. El acto fue presentado por el mismo Eduardo Lucas Bueso,
que además estuvo acompañado por el gran tenor cordobés Pedro Lavirgen y el
excelente crítico musical Arturo Reverter. Y fue al finalizar el espectacular
acto, entre un público amante, entusiasta y entendido, cuando, al adquirir la
obra –en la que, por cierto, yo también colaboro-, descubrí su nombre completo.
Es lo
que puede leerse al comienzo de una de las primeras páginas del libro, concretamente
la 17, dentro del capítulo primero, titulado “Los años iniciales”:
“Alfredo José María del Carmen Kraus
Trujillo nació el 24 de noviembre de 1927 en Las Palmas de Gran Canaria (…)”.
Y es
ahí a donde quería llegar: ver cómo poco a poco he tenido que ir enterándome
hasta llegar el final. Lo que yo no entiendo es cómo, cuando hice mis investigaciones, no me informaron del nombre completo. La primera de ellas fue en la parroquia matriz de San Agustín, donde el 27 de diciembre de 1927 fue bautizado junto con su hermano Francisco. Allí conseguí
conocer el día de su nacimiento, que había sido un mes antes de su bautizo, es decir, el 24 de noviembre. Pero el caso es que me dieron como nombre el de Alfredo Kraus
Trujillo. Después averigüé que estudió en el colegio Misioneros Hijos del
Inmaculado Corazón de María. No me faltaron tampoco las conversaciones que tuve con algunas de sus amistades. Y hubo hasta una cuarta investigación, como fueron las largas charlas y las cartas mantenidas con su hermano Francisco.
Con todo eso, lo que más me ha extrañado es que nadie, nadie, me hubiera informado sobre cuál era en realidad su nombre completo.