martes, 27 de diciembre de 2011

Feliz Navidad y Próspero Año 2012

Siento de todo corazón no haber podido felicitaros las Pascuas con anterioridad, pero... sabéis de sobra que la salud no es mi fuerte. Como ahora mismo noto que los ojos se encuentran más alegres, lo que quiere decir que también están más abiertos e incluso brillantes, aprovecho este momento para desearos a todos mis paisanos, amigos y seguidores del cuaderno lo que en el título queda escrito.

Juan-Miguel,
un gevato de Valdelageve.

lunes, 7 de noviembre de 2011

De nuevo se abre el bar de Valdelageve.

El pasado 31 de octubre, víspera de la fiesta de Todos los Santos, nos acercamos a hacer una visita a mi querido pueblo, Valdelageve. Por supuesto que sabía muy bien a qué iba y además lleno de ilusión, pues no en balde también había cooperado para que esta labor llegase a buen fin. Bien es cierto que ahora mismo el bar está abierto al público y como restaurante está dando sus primeros pasos. Según he podido observar, en breve todo estará más que listo para pasar ratos amenos.

Nada más entrar en él una señora jovencita nos recibió con una amable sonrisa, nos saludamos y a partir de ahí se puso a nuestra disposición. Mi señora solicitó un mosto y este gevato lo primero que hizo fue pedir algo que no puede tomar, un vino del pueblo, y si lo hice, es porque conozco la calidad que tiene el caldo gevato. Solicité también unas olivas de acompañamiento, porque allí también tenemos muchas y de calidad. Finalmente acabé tomándome un Aquarius con el fin, muy a pesar mío, de beber más líquido, que lo necesito, y así rebajar un poco los grados del alcohol. Mientras la conversación entre los tres iba por un lado, por el otro mi vista iba dirigida a fijarme en el estado del bar. Sinceramente, dentro de su sencillez, el orden y demás cosas que pueden entrar por nuestra vista lo vi todo en perfecto estado. Es más, mi vista se detuvo enseguida en dos pantallas en las que iban apareciendo fotografías del pueblo, de su zona y de otros lugares también rurales. Todas las veíamos a través de una presentación en power point -que conste una cosa y es que estos aparatos los conocía, pero bien es cierto que no sabía su nombre.

Preguntamos por su esposo, el cual llegó casi al instante de hacer nuestra consulta. Es una persona joven, abierta y dinámica, muy interesante a la hora de exponer sus ideas. La conversación siguió, sólo que a partir de ese momento a cuatro bandas y tomando más alegría. Pasado un rato me presenté, sin alardear de nada, como un gevato más y le dije que mi nombre es Juan-Miguel, para dejarles asentado que sobre mí ya se irían enterando poco a poco.

Los vimos tan sencillos, humanos y buenas personas, que decidimos quedarnos a comer, pero, como les dije, “como ahora estamos casi en familia, ¿qué os parece si nos sentamos los cuatro juntos y a la par comemos lo que tengáis preparado?” Lo aceptaron sin poner pero ninguno, quedamos a una hora y nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo a visitar a algunas de nuestras amistades. Digo algunas, porque hacerlo con todas sería imposible. Entre ellas no podían faltar mis compadres Julián e Isidra, de los cuales voy a colocar una fotografía. ¿Por qué?, pues por la gran amistad que nos une desde bien pequeñitos, aunque ya con anterioridad comenzaron nuestras familias desde que mi padre fue de maestro al pueblo en el año 1934, con mi madre acompañándolo desde 1940, hasta 1943. También estuve con mi ahijado Justo, el alcalde y su señora, y algunos amigos más.

A la hora acordada nos presentamos y no tuvimos que esperar nada. Comimos muy bien, lo pasamos estupendamente y esto sirvió para que nuestros nuevos vecinos siguieran dándose cuenta de la sencillez y lo cordiales que somos los gevatos, y de esa manera subir su ánimo, que en un principio se necesita.


Ahora os voy a decir los nombres de los nuevos regentes del bar, así la forma de cómo os podéis poner en contacto con ellos:



Rodrigo Martín Salvador y Marisol Ramos Sánchez.
Móvil: 630-72 25 24

Ya han comenzado a dar comidas y pronto vendrán unos días fuertes debido a varias batidas que van a hacer los cazadores en los cotos, por lo que para ello el bar va a estar a rebosar.

Tienen previsto hacer el plato del día y comidas por encargo. La especialidad será El conejo al estilo Valdelageve, un manjar disfrutado por las gentes del pueblo y conocido por diferentes zonas de la provincia desde hace muchos años. Además se harán asados, entre los que están el tostón o cochinillo, pero para ello es mejor ponerse, con antelación, en contacto con ellos.

Para que podáis haceros una idea de lo narrado, la primera foto que he colocado en el escrito está hecha en el bar y las personas que estamos allí, comenzando por la izquierda, son los mismos regentes - Marisol y Rodrigo- y luego Choni y el gevato Juan-Miguel.

Creo y espero que en esta ocasión podamos volver a tener un bar que perdure durante años, tanto en bien de Rodrigo y Marisol como para nuestro querido Valdelageve, al igual que para todas aquellas personas que quieran ir a deleitarse de la comida acompañada de un buen vino y de las hermosas vistas y paisajes que tenemos, únicos en la sierra según mi forma de verlos y admirarlos.


(Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado)

jueves, 3 de noviembre de 2011

Kübler-Ross, Elisabeth

Hace unos días llegó al ordenador de este gevato un correo basado en uno de los múltiples libros escritos por la doctora Kübler-Ross, Elisabeth, psiquiatra suiza-estadounidense (Zúrich, 1926-Scottsdale, Arizona, 2004). Fue un resumen tomado de su libro On Life alter Dealth, cuyo título en español es Sobre la vida después de la muerte.

Posiblemente haya sido uno de los más bonitos que han llegado a mi poder, pero el fragmento que más me llamó la atención fue el que está basado en “Los ángeles de la guarda”. Estoy seguro que ha sido al haber descubierto los míos muy recientemente, no más de hace un par de años y a los que me encuentro muy unido, de ahí que me permita, lleno de ilusión, trascribir este fragmento:

Lo que las iglesias les enseñan a los niños pequeños sobre los ángeles de la guarda está basado en un hecho. Existen pruebas de que cada ser humano, desde su nacimiento hasta su muerte, es guiado por una entidad espiritual. Todos tenemos dicho guía espiritual, creamos en ella o no. Algunos niños los conocen como “amigos imaginarios”.

Una paciente mía, ya anciana, llegó a decirme: “Él está de nuevo aquí. Cuando era niña, él estaba siempre conmigo, pero me había olvidado completamente de que existía”.

Ella fallece un día después, llena de dicha sabiendo que alguien que la quiere la está esperando.

Ahora os preguntaréis: ¿quiénes son los ángeles de la guarda de Juan-Miguel? A lo que os contesto rápidamente: si entráis en la etiqueta "Artículos" de este cuaderno y leéis “Mis ángeles de la guarda”, casi seguro que sabréis comprenderme.










domingo, 2 de octubre de 2011

Me da mucha pena

Es cierto y me da mucha pena ver cómo de año en año se va notando la ausencia de los gevatos y acompañantes que acuden al pueblo en esta época estival. ¿Por qué? Por supuesto que no lo sé, pero con esta nota si me gustaría que sirviese para dar un toque a nuestros paisanos con la idea de que piensen que nos gustaría a todos estar más y mejor arropados y no solamente con este fin, sino con otros muy importantes, importantísimos, y es pensado que las autoridades locales, provinciales y nacionales estén mucho más pendientes de nuestro pueblo. Como ya dije en uno de mis escritos reflejados en la prensa salmantina -exactamente en el periódico EL ADELANTO del miércoles 25 de julio del 2001-, cuyo título es “¡VALDELAGEVE TAMBIEN EXISTE!”. Es más, lo voy a plasmar a continuación con el fin de que todos mis paisanos y seguidores de este cuaderno puedan enterarse no solamente de la situación en que se encuentra nuestro pueblo, sino de todos los encantos que a él le rodean incluida sus gentes.

Siguiendo el tema de las fiestas, si toda nuestra gente acudiera en mayor número, no cabe la menor duda que nuestro Ayuntamiento abriría las puertas a todos y escucharía las ideas que cada persona o cada grupo pudiese exponer. Las mejores serían seleccionadas y pasarían a engrosar las que el ayuntamiento tuviese programadas. Este trabajo debe hacerse en equipo, lo que quiere decir que con la colaboración incondicional de todo el personal residente esos días en el pueblo.

En los periódicos aparecen fotografías de los pueblos en las que se ve a las gentes rebosantes de alegría, unos con sus camisetas del mismo color, saltando al son de la gaita, dulzaina, grupo de músicos, etc. o comiéndose una hermosa paella en el merendero en un día de confraternidad; en otros, disfrutando del día del toro, etc. Hay muchas formas de pasarlo bien en comunidad y eso es lo que tenemos que volver a hacer: resucitar a nuestro pueblo, porque todas esas actividades siempre las tuvimos y bien que nos lo pasábamos. ¿Por qué no volver a retomarlas?

En la plaza del ayuntamiento tenemos un lugar idóneo para utilizarlo en algunos festejos, pero… hay que pensar que en la plaza del pozo tenemos también otra zona inmejorable para usarla en otros divertimientos. Entonces ¿qué más podemos pedir, si tenemos casi todos los ingredientes?
Pedir ánimo, mucho ánimo, a todos los gevatos y que no olviden que su pueblo, sus raíces están en nuestro querido Valdelageve y que si ponemos todos algo de nuestra parte, el pueblo se levantará de una forma en que nunca hubiésemos podido pensar. ¡Animo gevatos!, ¡aupa Valdelageve!

Ahora voy a dar un toque no solamente al Ayuntamiento, que es el que nos dirige, sino también al pueblo en general.

Pienso, y digo pienso, que la plaza del Pozo debería haber tomado desde hace algunos años otros derroteros, porque tiene de todo: está ubicada en un hermoso lugar, con una fuente extraordinaria, las vistas son majestuosas, está rodeada en parte por olores que desprenden las viñas, los árboles frutales y huertas. Si se colocan unas mesas con bancos y se plantan unos árboles para que den sombra, que es lo que verdaderamente necesita, ¿que más podemos pedir?

Llevo pensando hace años que esa plaza hay que dejarla como siempre estuvo, es decir, haciendo desaparecer, ipso facto, el corral que, si en su momento hizo su cometido, hoy día está molestando no mucho, sino muchísimo, y entre otras cosas no poder tener una plaza digna. Incluso llegué a hacer una “encuesta” en la que me molesté en hablar con la mayoría de los vecinos y en la que saqué una magnífica nota, ¡sobresaliente!, al estar todos de acuerdo.

Que conste una cosa: que sobre ese tema hay mucho que hablar y decir, pero, de verdad, este no es el momento ni tampoco viene a cuento. Pero todo llegará.


La fiesta de san Antonio en su segunda parte

Aunque creo que en su momento lo todo dejé bien aclarado, la fiesta de San Antonio, que se celebra el día 13 de junio, se remite casi en su totalidad a la parte religiosa, pero eso no quiere decir que haya algunos pequeños escarceos festivos una vez acabados los dedicados al santo.

Se suelen festejar como profanos los días 10 y 11 de agosto, san Lorenzo y santa Clara, no sin antes reunirnos en la parroquia de san Fabián y san Sebastián para salir todos en procesión con la imagen de Nuestra Señora de Fátima, ya que es un mes propicio al estar dedicado en toda España a la Virgen y además por ser el mes en que nos podemos reunir mucho mejor los gevatos.

Como es costumbre, antes de la misa subí al ayuntamiento, donde, después de decir unas palabras, hice lo de siempre: enviar muchos ánimos a toda mi gente cantando primero el “Perantón de Valdelageve” y después “Pueblito, mi pueblo”, que todos mis paisanos saben muy bien por qué comencé a cantarlo recientemente.

Los actos religiosos resultaron muy bonitos, ya que todos intentamos que así sea, empezando por don Pedro, que, como decía el grandísimo Papa Juan XXIII, “yo sólo soy un pobre cura de pueblo”. Es lo mismo con lo que quiero comparar a nuestro querido párroco, que con sus 84 años irradia fortaleza, salud y ganas de trabajar, que es lo que le deseo en nombre de todos los gevatos, incluido yo y siempre contando con la ayuda del ya mencionado, el Santísimo Juan XXIII.

La iglesia ha tenido un par de cambios sustanciales al colocar en la parte superior del retablo las imágenes de los Sagrados Corazones de Jesús y de la Virgen María, donados por las hermanas Isidra y Leonor Galán. Tal es así, que nuestra “pequeña catedral de la sierra”, como yo la denomino, ha ganado muchos enteros.

Y para terminar los actos en el templo hice un pequeño homenaje, en nombre de todos los gevatos, a nuestro paisano o hijo adoptivo -digo esto por haber nacido en Guijo de Granadilla, provincia de Cáceres- Félix Monforte Chorro, “el Vaquerillo”, que estuvo trabajando para el gran poeta Gabriel y Galán. Al final leí la poesía que a él dedicó el poeta, “Mi Vaquerillo”, que, según alguna opinión recogida, parece que el momento resultó agradable y lleno de recuerdos. Gracias.

Los actos profanos fueron, como cada año, muy bonitos. Tuvimos tiempo para divertirnos, no solamente en el bar o en las verbenas que duraban hasta altas horas de la madrugada, sino en las reuniones y fiestas familiares y de amigos que se montaban en muchas de las casas o en las bodegas para recibir y agasajar a todos los llegados desde otras provincias o del extranjero a pasar esos y otros maravillosos días al lado de sus seres queridos.

Muchos de ellos aprovecharon para estar en nuestro querido pueblo hasta días antes de finalizar el mes, pues había que evitar las aglomeraciones en las carreteras.




Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado

sábado, 1 de octubre de 2011

Encuentro entre grandes amigos

En nuestra canción “Perantón de Valdelageve”, escrita y compuesta por Ángel Rufino de Haro “El Mariquelo”, hay una estrofa en la que dice “y haz siempre que puedas bien, y no mires nunca a quién”. Qué razón tiene. Además es algo que pueden constatar todas las personas que sean sensibles a la hora de ayudar al prójimo.

Entre las múltiples ayudas recibidas desde que tengo uso de razón, os voy a contar la última, ésta muy especial, que espero que os cause buena sensación.


Yo tengo unos amigos suizos, Giancarlo y Edith, a los que conozco desde hace algunas décadas. Bien es cierto que el contacto nunca se ha perdido, pasando las dos familias algunas vacaciones en Torrevieja, Casteldefels y Barcelona. También han venido a nuestra casa en varias ocasiones y en una de ellas aprovechamos para llevarlos a que conociesen mi pueblo, Valdelageve. En el año 1982, aprovechando el viaje en que Choni y yo dimos una vuelta por Centro Europa durante un mes con el Dyan 6 -¡qué tiempos aquellos!-, estuvimos en su casa de Lugano, en Suiza. El contacto sigue a través de cartas, postales, llamadas telefónicas, envíos de paquetes, algo que siempre ha estado y sigue estando a la orden del día, con lo que nos demostramos cariño y sincera amistad.


El año pasado quisieron que fuéramos a visitarlos, pero para nosotros era francamente imposible. Le di largas al asunto, pero cuál sería nuestra sorpresa cuando este año, en el mes de febrero, recibimos dos pasajes para volar a Lugano y permanecer a su lado durante 8 días con todos los gastos pagados.


Nuestra estancia a su lado fue inmejorable. No nos dejaron parar y nos tuvieron en palmitas. Tal es así que estas vacaciones han sido de ensueño. Nada más llegar a su vivienda, que es un precioso chalet situado en la ladera de la montaña desde donde se divisa un hermoso paisaje: a la derecha el monte San Salvatore y a la izquierda el monte Bré.


La primera salida fue fantástica, nos invitaron a cenar en un pueblecito llamado Cureggia, sito en la ladera de un monte del cual no recuerdo el nombre, pero que está al lado del monte Bré. Cenamos en la terraza del restaurante Grotto Pieriño, donde pasamos una grata velada. En ello colaboró también el dueño, ahora nuestro amigo Mauro, al cual le hice y a posteriori envié algunas fotografías como detalle al magnífico comportamiento que tuvo con nosotros. Bien es cierto que con Giancarlo tenía una gran amistad.


Ahora, para no extenderme mucho más voy a mencionaros algunos de los lugares por donde estuvimos. Empezaré por Alptransit, museo del túnel para el tren que están construyendo bajo el monte San Gottardo y que va a tener 57 kilómetros de largo. ¡Ojo!, 57 kilómetros, ni más ni menos. Hasta ahí tengo que ser muy exacto, como los suizos, no en balde me llamaron al orden. Será inaugurado en el año 2013, para el cual hemos vuelto a ser invitados.


En Airolo, a 1141 metros de altitud, hicimos un descanso para comer y tomarnos un café. Y digo tomarnos, porque este gevato en ese momento, dada la alegría que reinaba, hizo una excepción, dado que no puedo tomar café y… ¡qué rico me supo!


En el paso por el Nufenenpass, a 2.478 metros de altitud, el más alto de los Alpes Suizos, paramos para deleitarnos con esas vistas tan maravillosas que desde allí se aprecian. Seguimos recorriendo las montañas y atravesamos el paso de Furka, a 2.429 metros, desde donde divisamos los lugares por donde nace el río Ródano, que es un glaciar del Rhone, como ellos dicen, aunque para nosotros es Ródano. Grandes y hermosas vistas de los Alpes Suizos cubiertos de nieve. Una de las vistas más imponentes fue ver cómo el río bajaba por la montaña en sus primeros kilómetros serpenteando y en una caída vertiginosa. De ahí, cómo no, regresamos por el paso del San Gottardo.


Que paseo más bonito lo hicimos a la mañana siguiente. Comenzamos bordeando el lago de Lugano hasta llegar a Gandria, antiguamente aldea de pescadores, pero hoy preparado para el turismo. Parece que está colgado a los pies del monte Bré, con sus estrechas callejuelas adornadas, al igual que sus escalinatas, pasajes debajo de las casas, pequeños restaurantes con sus también minúsculas, pero coquetonas terrazas, el embellecimiento con un colorido especial que dan sus flores. Todo ello me recordaba a las viejas construcciones típicas de los países mediterráneos.


Otra tarde disfrutamos en Ascona, población sita junto al lago Maggiore y centro turístico preferido para artistas, escritores, personalidades de la cultura, etc. En este caso, amén de ir a visitar la hermosísima localidad, también aprovechamos para presenciar en el paseo a orillas del lago el “New Orleans Jazz Festival” que se organiza cada año.


Un día precioso - vamos, “de calendario”- fue el que, después de visitar diferentes pueblos típicos suizos y pasar el Lucomagnopass, también a más de 2.000 metros de altitud, llegamos a Disentis, otra bonita ciudad, sólo que al estar el cielo gris y caernos algo de lluvia no pudimos saborearla como las anteriores. Allí cominos y a continuación fuimos a ver la gran abadía benedictina, Benediktinerkloster, con una iglesia barroca de grandes proporciones y en la que también llaman la atención diferentes cuadros de gran valor. De regreso pasamos por “el Puente del diablo”, lugar donde se encuentra una garganta espectacular. Más tarde atravesamos por el paso de San Bernardino.


Y cómo no, sería una falta no mencionar la ciudad de Bellinzona, capital del cantón del Ticino, al que pertenece Lugano, que conserva en su parte antigua rincones pintorescos y casas señoriales. En el centro de la ciudad se encuentra el palacio porticado con una hermosa torre en el ayuntamiento, construido a principios del siglo XX y de estilo renacentista, pero en el que se puede observar una tendencia a los edificios de la Toscana (Italia). Son dignos de mencionar los tres castillos, que son Patrimonio Cultural de la UNESCO y dominan la ciudad desde lo alto.


Entre otros lugares, pasamos unas veladas muy bonitas cenando en la ladera del monte San Salvatore y otra en el monte Generoso.


Pero, siguiendo con la gastronomía, es imposible omitir los desayunos, que hacíamos en la terraza del chalé de nuestros queridísimos amigos del alma Edith y Giancarlo, divisando, como en su momento dije, los montes Bré y San Salvatore, o parte de la ciudad de Lugano. Y para mayor deleite, cuando nos presentábamos por la mañana, el desayuno estaba siempre preparado. Y digo yo, ¿qué más te pueden ofrecer?


Los días que allí pasamos nos tuvieron en palmitas. Todo eran derroches de amor, alegría, júbilo, de no dejarnos ni un instante solos…


Y para finalizar, Lugano. Es la ciudad más bonita que he visto en mis vacaciones, pero ya no quería extenderme mucho, aunque sí constatar cosas como las que voy a contar. Es “La perla del Ticino”. Se extiende en una bahía que provoca el lago de Lugano, formando un arco entre los montes San Salvatore y Bré, y uniendo a ambos un paseo de los más maravillosos que he podido ver en mi vida. Su clima es suave, lo que propicia que exista una frondosa vegetación mediterránea.


La ciudad es muy hermosa por sus plazas, calles, rincones, edificios. Tiene algunos museos, donde podemos deleitarnos y entre ellos, el museo Cantonale d´Arte. Tiene iglesias, entre las que se encuentran Santa María degli Angioli, con su campanario románico, en el interior con una sola nave y todo el templo pintado de maravillosos frescos. El Parque Cívico, el cual es un maravilloso jardín sombreado por árboles seculares y caracterizado por una rica vegetación subtropical. En él se encuentran el Museo Cívico di Belle Arti, amén de otros más. El susodicho finaliza en las estribaciones del monte Bré.


Sí quiero aclarar que como los suizos son maestros en hacer túneles, en Lugano, amén de dos funiculares, hay también unos ascensores que facilitan remontar, sin necesidad de subir a pie, el acceso a algunos lugares de la ciudad.


Con esto finalizo este corto, pero agradable, escrito, diciéndoos que es algo que jamás en la vida podré…, mejor dicho, podremos olvidar.


Por tanto:


“Ayuda, y serás ayudado”.


“Haz bien sin mirar a quién” y siempre recibirás alguna recompensa.


“Da siempre lo mejor…” y lo mejor vendrá.


(Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado)

miércoles, 22 de junio de 2011

Fiesta de san Antonio

La fiesta de san Antonio de este año 2011 ha sido adelantada al día anterior, el 12 de junio, por ser domingo. Por motivos extras, que en otro apartado comentaré, el día comenzó con buen ambiente, pero aquí este gevato, aun llegando muy justo al pueblo, le dio tiempo a subir al ayuntamiento, ordenar y dejar preparada la biblioteca, coger la megafonía y, cómo no, cantar el “Perantón de Valdelageve”, dándole mucho aire y alegría a su entonación, algo que lo agradecen mucho mis paisanos.

Bajé, como siempre, corriendo. El tiempo estaba tan ajustado, que me encontré con la procesión saliendo del recinto de la iglesia. Quiero narrar cómo se distribuye el acompañamiento: en primer lugar va la Santa Cruz, que es llevada por un monaguillo que, a su vez, va acompañado por un segundo; detrás va el grupo de hombres, acompañados por el músico, que en este caso fue Rodolfo, hijo del pueblo que con su acordeón va tocando “La canción de los Pajaritos”; a continuación, la imagen de San Antonio y detrás del santo, el sacerdote, encargado de dirigir la procesión, para finalizar el grupo de mujeres.

Al llegar al pórtico de la iglesia el santo es colocado sobre una mesa y los feligreses van pasando delante, haciendo una reverencia y entregando una ofrenda. Lo curioso es que en este caso las que comienzan haciendo la ofrenda son las mujeres y después le siguen los hombres. A continuación el santo es metido en el templo con mucho fervor, mientras el acordeón sigue sonando.

Comenzó la santa misa y toda ella resultó esplendorosa. No faltó nada: don Pedro se sintió alegre como nunca e hizo que todos nos sintiésemos muy a gusto; el coro parroquial interpretó la Misa Castellana y Rodolfo hizo lo mismo con el acordeón; finalizó el acto cuando este gevato interpretó la canción que Alfredo Kraus le recomendó en cierta ocasión, es decir, “Pueblito, mi pueblo”.

A la salida del templo Rodolfo nos amenizó con algunas canciones, que hicieron que nuestra alegría subiese algunos grados más y nos pusiésemos a bailar. Después subimos al bar, también al son de la música, que no dejó nunca de sonar durante toda la mañana. Allí nos tenía preparado un ágape la nueva Corporación, precisamente formada el día anterior. El tiempo que pasamos fue muy bonito y entrañable, pues no en vano nos dimos cita y nos encontramos tanto los gevatos que están en el pueblo como los que fuimos a pasar la fiesta.

Ésta se alargó mucho más y es por ello que prefiera seguir contándolo en otro capítulo.

Gracias.

Foto: Juan-Miguel Montero Barrado

Treinta y dos años después

El Partido Popular, después de haber pasado 32 años desde que se celebraran las primeras elecciones municipales de nuestra época, ha sido el ganador en las elecciones del pasado 22 de mayo de 2011 al conseguir una amplia mayoría absoluta. El sábado 11 de junio se formó la actual corporación municipal, que será dirigida por el alcalde, Alejandro Matas Britos.

Al siguiente día, el domingo 12 de junio, aprovechando el momento de haber adelantado un día la festividad de San Antonio, patrono del pueblo, fue cuando el ayuntamiento aprovechó la ocasión para invitar a algunos alcaldes de pueblos cercanos, entre los que se encontraban Alejo Riñones Rico, de Béjar y además representante de la comarca, y Jacinto Gómez Arroyo, que lo es de Montemayor del Río (población que en el siglo XV fue el Marquesado de Montemayor compuesto de 14 pueblos, entre los que estaba Valdelageve). Estuvo también en el acto Jesús Sánchez Sánchez, el secretario de los pueblos de la zona donde está incluido el nuestro y, por supuesto, hubo bastantes vecinos del pueblo. En total llegaron a juntarse unas decenas de personas, todas ellas impregnadas de alegría por la celebración de la fiesta

Al finalizar la comida las personas con cargos más relevantes que tienen un puesto en la Diputación tomaron la palabra para dar la enhorabuena a la nueva Corporación y hacerle saber que intentarán ayudar siempre que sea posible y esté a su alcance. El alcalde de Valdelageve terminó el coloquio dando las gracias a los ponentes y a todos los allí presentes por el deseo demostrado en favor de nuestro querido pueblo de Valdelageve.

Creo que ha sido una decisión muy importante la tomada por el nuevo Ayuntamiento, que no dudo que irá dando sus frutos.

Seguidamente la música comenzó, el baile se preparó y de esa manera tan bonita y armoniosa terminó, para mí, la cita en Valdelageve.

¡Qué tengamos suerte!


Foto: Juan-Miguel Montero Barrado

sábado, 4 de junio de 2011

Mis ángeles de la guarda

El día 16 de enero del presente año escribí “Un gevato peregrino”, que está incluido en las etiquetas “Artículos”. Bien es cierto que después de haber leído el escrito, una vez incluido en el cuaderno, me di cuenta de que olvidé poner los nombres de mis dos ángeles de la guarda, que en tantas ocasiones mencioné y que fueron mis compañeros durante la peregrinación a Caravaca de la Cruz, en Murcia, durante el “Año Santo Caravaqueño, 2010”. También dejé bien claro en el escrito cómo en este tipo de peregrinaciones a mí me ha gustado siempre ir pensando despacio y saboreando las palabras que por mi mente pasaban, porque, de lo contrario, éstas no me dirían nada, ya que lo que importa es la interioridad.

A continuación, con mucho gusto, os voy a sacar de dudas aclarándoos quiénes fueron dichos ángeles. Uno fue la Santísima Virgen de Guadalupe, la mejicana. Y el otro, el para mí Santísimo Papa Juan XXIII, al cual ya he mencionado en alguno de mis escritos, que sufre la relegación de la Curia Romana, algo incomprensible -¡que pena!-, pero que, a pesar de ello, no hago más que pensar y meditar día tras día delante de él, seguramente que igual que millones de personas. Menos mal que la esperanza no la pierdo, ni la perderemos, porque tarde o temprano será santificado.

Os aseguro, mis queridos amigos lectores, que sin ellos mi peregrinación hubiese sido muy diferente.

Muchas gracias.



Las elecciones del pasado 22 de mayo en Valdelageve

Total de votos: 82 (89,12%).
Abstenciones: 10 (10,85%).
Votos nulos: 0.
Votos en blanco: 0.
Partido Popular: 58 votos (70,73%), 3 concejales.
Partido Socialista Obrero Español: 24 votos (29,27%), 0 concejales.

El Partido Popular ha sido el vencedor de las elecciones y los concejales que componen el ayuntamiento son los siguientes: Alejandro Matas Britos, alcalde; y Justo Miña Galán y José Ángel Díaz Parra, concejales.

Por el PSOE se presentaron José Luis Galán García y Crescencio Martín Martín, que, como hemos podido ver, no han resultado elegidos.

De esta forma sigue gobernando el Partido Popular, aunque en las pasadas elecciones de mayo de 2007 fuese ganador PSOE. Tras una moción de censura a partir del día 26 de enero de 2009 Alejandro Matas Britos fue elegido alcalde y se convirtió en el primero del Partido Popular en acceder a la alcaldía del municipio desde la llegada de la democracia.

Es digno de destacar el número de votantes de Valdelageve, 89,12%, lo que hace que me sienta muy orgulloso de mi pueblo, al ver con qué seriedad se han tomado ésta y las anteriores elecciones.

Foto: Juan-Miguel Montero Barrado

Agradecimientos recíprocos

Después de algo más de un año que llevo trabajando en este cuaderno, ha llegado el momento de explayarme para daros las gracias a todos cuantos lo habéis visitado y leído, sean cuales fueran los temas escritos por este sencillo y humilde gevato.

Además no tengo más remedio que agradecer las palabras, los ánimos o los consejos que he recibido y sigo recibiendo de muchas personas a las que les gusta leer o repasar el cuaderno, según sea el artículo. Por todo ello, gracias muchas gracias a todos.

Sin embargo, y con el fin de extenderme un poco más en el escrito, voy a mencionar a Julio García Arroyo, buen amigo mío, natural y vecino de Aldeanueva del Camino, pueblo de la provincia de Cáceres, muy cercano al nuestro y, para ser más explícito, he de deciros que dicho pueblo es el llamado de las tres mentiras: pues ni es aldea, ni es nueva, ni está en el camino.

Julio se desplazó a Valdelageve en el mes de enero de este año, 2011, y no se le ha ocurrido más que escribir y enviarme un pequeño opúsculo al que le da el título Viaje a Valdelageve”, en el que relata su viaje por los lugares que pasó hasta llegar al pueblo y de los que voy a hacer una pequeñísima mención.

Comienza escribiendo el paso por la primera localidad, La Abadía, con su hermosa dehesa a un lado y al otro el río Ambroz. Una vez en el pueblo describe algunos detalles importantes del palacio de los duques de Alba, entre los que destaca su fachada y un soberbio patio mudéjar, las esculturas de mármol de Carrara y otras traídas de las ruinas romanas de Cáparra, éstas situadas en su cercanía.

Sigue escribiendo sobre lo que va viendo durante el camino empinado, sinuoso y con curvas muy cerradas que le lleva a Lagunilla. Al llegar a la cima de la meseta, no tiene más remedio que parar junto a una fuente sita en terrenos del pueblo anteriormente mencionado y lugar desde donde se puede observar y contemplar el paisaje del valle del Ambroz y los pueblos que se asientan en la zona. Quiero añadir que el nombre de la fuente, de la que, efectivamente, brotan dos grandes chorros de espléndida agua, se llama Fuente de los Mártires. También en las cercanías hay un lugar más alto cuyo nombre es El balcón de Extremadura”, desde donde sus vistas son mucho más asombrosas. Siguiendo el camino también pasó por El Vallejo de la Mata, lugar típico para todos los lagunillenses, donde entre robles se encuentra una pista de baile que es utilizada en las fiestas del pueblo.

Sigue contándonos cómo cruza Lagunilla para incorporarse a la carretera que le lleva al pueblo de su amigo, del que tantas cosas buenas y bonitas le había contando a lo largo de algunos años.

Sobre lo que se ve antes de entrar en Valdelageve, comenta que “merece la pena una parada para deleitarse con el impresionante paisaje, abajo a la derecha, en el fondo del abismo, el río Cuerpo de Hombre que serpentea”. Sigue escribiendo después que “entre estrechos senderos y caminos de cabras, las aguas de la lluvia caen sobre la cuneta de la carretera, en forma de cascadas”. Y continúa: “por la ladera del monte cercano, en estos momentos es sobrevolado por un centenar de buitres, que producen un efecto espectacular”.

Una vez que se interna en el pueblo va observando y haciendo fotos de las calles con sus rincones, casas, las dos plazas y la iglesia con la espadaña y su campana, donde se detuvo para hacer el dibujo que a posteriori plasmó en la portada del opúsculo y que al comienzo de este escrito podemos ver.

viernes, 25 de marzo de 2011

Gabriel y Galán: evocación de un gran poeta

Es tan grande la admiración que siento por nuestro insigne poeta salmantino José María Gabriel y Galán, que me creo en la obligación de dejar impresas unas letras sobre él en mi cuaderno. Lo hago, además, apoyándome en su fiel “vaquerillo”, Félix Monforte Chorro, el cual vivió en Valdelageve más de cuatro décadas. Estoy pensando que si comienzo detallando una serie de fechas desde el día en que vio por primera vez la luz, este corto escrito se hará más agradable, ameno e interesante.

José María Gabriel y Galán nació en Frades de la Sierra, provincia de Salamanca, el día 28 de junio de 1870, habido del matrimonio formado por su madre Bernarda Galán y su padre Narciso Gabriel Panadero, labrador y ganadero de profesión.

Tanto en su niñez, infancia y adolescencia su alegría y sonrisa se dejaban notar en su cara. Mucho de ello tuvo que ver la influencia de su madre, a la que le unía la afición por la lectura y el afán por escribir versos siempre dedicados a su familia. Eso hizo que nuestro personaje, ya con doce o trece años, comenzase también a escribir sus primeros versos. Pero es aquí donde su carácter comienza a cambiar y sentirse, según avanza el tiempo, más sensible y humano.

A los 15 años, terminados los estudios primarios y por sugerencia de su maestro don Francisco de Canto, decidió su familia que fuese a estudiar a Salamanca. Era el año 1885 cuando se matriculó en la Escuela Normal de Magisterio. El 30 de enero de 1888, con 17 años, consiguió el título de maestro de escuela, obteniendo la calificación de sobresaliente en todas las asignaturas. Se presentó a las oposiciones y las aprobó, consiguiendo la plaza de Guijuelo a los 18 años.

El pueblo de destino no estaba muy distante del suyo y en él empezó desde principio del curso a ejercer su nueva profesión, pero enseguida recibió la noticia del rectorado de la Universidad de que había sido seleccionado para trasladarse a Madrid y concluir el grado Superior. La noticia la acogió con alegría, dejando en su lugar a otro maestro.

Ya en la capital de España se matriculó en la Escuela Normal Superior junto a otros 49 maestros más, donde comenzó un nuevo curso que sirvió para consolidar y perfeccionar los conocimientos ya adquiridos. Su estancia en Madrid en lo que se dice a estudios fue magnífica, ya que de los 50 alumnos, solamente 9 fueron los aprobados, siendo José María el que obtuvo la máxima nota, sobresaliente, obteniendo así el Grado Superior de Maestro.

Sin embargo, esa experiencia no fue del todo positiva, pues los ruidos, las prisas, la grandeza o la modernidad, entre otras cosas, hicieron que los nervios se fuesen apoderando de él. De ahí que entrase en una depresión producida, más que nada, por su soledad, melancolía, angustia. Como dijo el poeta,

tuve la desdicha de consumir un año de mi vida.

En el curso 1889-90, con 19 años, se reincorporó a su puesto de maestro en Guijuelo. Pero como ha escrito Carmen Fernández Daza Álvarez, “alejado ya del ruido de las ciudades, recuperada ya la bondad del campo y de la aldea, hallamos a un Gabriel y Galán feliz, desarrollando alegre su labor de maestro de Guijuelo, desde donde escribió”:

Soy feliz como nunca y a Dios debo esa felicidad… Sólo puedo decir que si antes pensaba, hoy sueño; que si antes quise hacerme filósofo, ahora quiero ser poeta.
En 1891, se presentó a unas nuevas oposiciones y tras unas brillantes pruebas accedido a la plaza de Piedrahita, ciudad sita en la provincia de Ávila. Tomó posesión en el curso 1892-93, ejerciendo en la Escuelas Municipales hasta el año 1897, año en que, dada su delicada salud, depuso momentáneamente la enseñanza, dejando de nuevo en su lugar a un sustituto.

Nuestro gran poeta se trasladó a Guijo de Granadilla, en la provincia de Cáceres, donde vivían sus parientes Juan Antonio Rivero y su esposa Natalia, y junto a ellos su sobrina Desideria, en este caso hija, al haber sido adoptada. Es precisamente en este pueblo donde se sintió siempre muy tranquilo y a gusto, todo ello por ser una persona muy apegada al campo.

El día 26 de enero de 1898 contrajo matrimonio con Desideria García Gascón en la iglesia de San Esteban de Plasencia. Del matrimonio nacieron Jesús, Juan, Esteban y María Purificación, siendo está última hija póstuma.
Lo cierto es que encontrarse definitivamente en su ya conocida Extremadura y unido al cambio en sus ocupaciones, que significó para él un impulso a la paz, el amor, la contemplación de la naturaleza y el implicarse en las labores de un hombre de campo, todo ello le ayudó a mejorar su estado de salud. Su cuerpo ya no se veía tan endeble y enfermizo. Estos acontecimientos cambiaron totalmente su vida, pero lo más sorprendente fue el amor que sintió por su adorada esposa, a la que gustaba llamarla cariñosamente “mi vaquerita”.

Todo este cúmulo de acontecimientos fue suficiente para que abandonase la enseñanza en Piedrahita y se dedicara por completo a seguir el nuevo trabajo o misión que había comenzado.

Es a partir de esta nueva etapa de su vida cuando también se dedicó verdaderamente a escribir su gran obra poética, a enviar trabajos a diferentes periódicos y revistas de tirada local y nacional, y a presentar algunas de sus poesías en concursos y Juegos Florales, de los que en varias ocasiones fue ganador. “El Ama”, que fue la primera poesía que presentó en un concurso, comienza así:

Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra…

Esta poesía fue premiada con la flor natural en los Juegos Florales celebrados en Salamanca el día 15 de Septiembre de 1901.

Fue un poeta querido y admirado, no sólo en los lugares donde vivió, sino por todo el pueblo español y sudamericano, de ahí que en Perú, como dice el Premio Nobel de la Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, “en su país también se habla el extremeño” (castúo). En Argentina incluso se siguen imprimiendo sus obras.

También fue frecuentemente loado por los temas en que se inspiró, como por ejemplo, la naturaleza y el campo, las gentes del pueblo, religiosos, sociales, familiares y de su profesión de maestro, etc. Sus poesías en su momento fueron queridas por el pueblo, porque se sentían identificados en ellas. El caso es que en la actualidad todo lo que escribió y manifestó se encuentra actualmente vigente.

El poeta siempre dijo que sus versos los escribía tanto en el campo, sentado o tumbado debajo de una encina, como en la mesa de su escritorio.

Tuvo relaciones con personas relevantes dentro del mundo de la poesía, pero fue con Miguel Unamuno con quién llegó a tener una estrecha amistad. Sus consejos le estimulaban a seguir escribiendo. Juan José Sánchez de Horcajo ha escrito en su libro La poesía social en Gabriel y Galán lo siguiente: “Unamuno apreciaba profundamente a José María Gabriel y Galán, recitaba sus versos de memoria, se los enseñaba a sus amigos de Salamanca y Madrid; y a pesar de ser escueto en alabanzas, a Gabriel y Galán no le regateó sus elogios. E insiste Unamuno en su elogio: ‘No ha pasado Galán por la tierra como una callada sombra; deja cantos de consuelo para los pobres soñadores del sueño de la vida. En estos cantos queda el alma de su alma. Se la dio su pueblo y a su pueblo vuelve’”.

Para terminar, porque este trabajo sería inacabable, sus poesías fueron escritas en un principio en castellano, para pasar luego a expresarse en extremeño, pues no en vano sus años más felices fueron los pasados en esa tierra acompañado de sus gentes.

Pero he aquí que el día 6 de enero de 1905, a los casi 35 años de edad, falleció en Guijo de Granadilla, pueblo en el que tanto le quisieron y respetaron.

El los últimos momentos de su vida se le oyó balbucear algunos versos de Jorge Manrique: “Cómo se pasa la vida, / cómo se viene la muerte”.

Durante mucho tiempo se sucedieron numerosos homenajes póstumos por toda España, al igual que por diferentes países hispanoamericanos, pero no hay que olvidar que nadie sufrió tanto la muerte como sus dos mejores amigos: Plácido Jiménez Terroso y Félix Monforte Chorro, aquel niño que trabajó para él hasta llegada su adolescencia y al que le dedicó una de sus mejores poesías, “Mi Vaquerillo”.

Epílogo

Todos los que seguís este cuaderno, conocéis mi gran afición a la ópera, de ahí que no pueda por menos de mencionar cómo la muerte del gran tenor español Miguel Fleta, aragonés de nacimiento y casado con la salmantina Carmen Mirat, fue de una forma parecida a la del poeta.

En los últimos instantes de su vida, 29 de mayo de 1938, saliéndole un hilo de voz, susurró unas frases entrecortadas:

O dol… ci… bacci
o lan…gui… de ca… re… zze…

Son las primeras estrofas de la romanza del tercer acto de Tosca, el “adiós a la vida”.

(Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado).

jueves, 17 de marzo de 2011

El ciervo azul

La prensa salmantina recogió el pasado 15 de febrero una noticia acerca de un ciervo cazado en nuestro término municipal al que se le ha diagnosticado la enfermedad de la "lengua azul". Al parecer no existe riesgo para la salud del ganado para consumo humano, al haber sido vacunado. En fuentes oficiales se considera este hecho como un caso "anecdótico".








lunes, 7 de febrero de 2011

Un maestro que dejó huella

Don Juan-Eloy Montero Picón fue una persona, entre otras, que como Maestro Nacional dejó una enorme huella en el pueblo de Valdelageve y que hoy día se sigue palpando, no sólo por los pocos alumnos que quedan, sino por la admiración que hacia él continúan teniendo y que ésta se ha ido transmitiendo a posteriores generaciones.

Una vez aprobadas las oposiciones, a los 20 años de edad, don Juan-Eloy Montero Picón tomó posesión de la escuela unitaria de Valdelageve en el año 1934. Tenía ganas de comenzar a trabajar, pues no en vano procedía de padres de la misma profesión, de ahí que fuese una persona plenamente dedicada e integrada en el Magisterio.

Los comienzos fueron bastante difíciles. Solamente asistían a clase ocho alumnos, sin embargo, en lugar de acobardarse se dedicó a trabajar incansablemente. Era un gran amante de la enseñanza, una persona muy cumplidora, un gran pedagogo, serio, enérgico y exigente en su trabajo. Todas estas cualidades profesionales quedaban completadas con su amabilidad, la cercanía en el trato, y el hecho de ser campechano y abierto con las gentes, entre las que incluimos también a sus alumnos.

Dada su labor, esos ocho alumnos que en un primer momento acudieron a la escuela poco a poco se fueron incrementando en número, hasta llegar a cincuenta y seis. Como anécdota, en aquellos años vivía en el pueblo Félix Monforte Chorro, que en su niñez fue el vaquerillo que tuvo el gran poeta salmantino José María Gabriel y Galán, al que le dedicó la poesía “Mi Vaquerillo”. Félix tuvo nueve hijos y algunos de ellos asistieron a la escuela. Hoy aún viven Marcelino y Bonifacio.

Mis queridos paisanos y amigos, como podéis ver, su dedicación a la enseñanza era tan grande, que la enfocó también para preparar desinteresadamente en la educación y formación a los jóvenes y adultos. Este grupo acudía a las clases por la noche.

Su profesionalidad no se limitó únicamente a lo concerniente a la escuela. Se las arreglaba para sacar tiempo de donde no lo había y así preparar diversas actividades culturales que hacían crecer a los jóvenes y adultos en otras facetas de la vida. Cualquiera puede recordar las obras de teatro que representaron los lugareños gracias a él. ¡Lástima de época! Hoy día, con el progreso y las ayudas, alguno de los grandes talentos hubiera triunfado sin ninguna duda en otros escenarios seguramente mejor iluminados.

El día 18 de diciembre de 1940 se casó con doña Felisa Barrado Diego, natural de Salamanca, gran mujer, la que vio nacer a su primer hijo, el que escribe estas líneas, en Valdelageve el día 10 de noviembre de 1941. Dos años después, en un 11 de abril, aunque esta vez en Salamanca, dio a luz una niña a la que le pusieron el nombre de María del Pilar, que solamente vivió en el pueblo unos meses.

Doña Felisa vivió tres hermosos e inolvidables años en el pueblo, adaptándose perfectamente a todos y a todo lo que la rodeaba. Era alegre, cariñosa, simpática y por ello también fue muy querida y adorada por todos los vecinos. Fue una digna colaboradora de su marido en las actividades culturales y también lo hizo con las mujeres del pueblo, a las que enriqueció tratando con ellas como si una más fuese, enseñándolas, entre otras cosas, corte y confección. También llegó a formar un coro y cuando se le necesitaba, ejercía como enfermera que era.

Desde entonces hasta ahora mismo, tanto a mi madre como a este gevato nos recuerdan de una manera muy especial y no solamente aquellos con los que nos trataron, sino sus descendientes. Quede muy claro que el cariño y agradecimiento es recíproco.

Habiendo aprobado don Juan las oposiciones a ciudades mayores de 10.000 habitantes en el año 1943, nos trasladamos los cuatro miembros de la familia a la villa de Tolosa, situada en la provincia de Guipúzcoa.

Para finalizar, tanto sus discípulos como el resto de la gente del pueblo siempre han guardado, y aún lo siguen haciendo, excelentes recuerdos de él. Lo han demostrado con creces durante toda su vida y más aun en la fecha de su fallecimiento el día 28 de octubre de 1988.

martes, 25 de enero de 2011

Las gentes

Los agricultores y demás gente de nuestro pueblo siempre han tenido ligeros matices extremeños. Quizá actualmente van desapareciendo un poco, aunque permanecerán en mayor o menor medida, dada la cercanía y los contactos directos que existen con Extremadura. Quiero aclarar que los gevatos cada vez salen más del pueblo y se relacionan con otras zonas, tanto de nuestra provincia como del resto de España.

Dentro de los visos extremeños hay que valorar la influencia en la alegría que se percibe en su manera de hablar, en el carácter y en muchas de sus costumbres.

Una de las buenas características que tiene Valdelageve es que siempre ha sido un pueblo autosuficiente, algo muy importante dentro de las épocas por las que hemos ido pasando. En muchos pueblos no había más remedio que salir con los carros llenos de sus productos para traerlos cargados de los géneros que en sus zonas no se producían. En muchos casos, y a qué precio, la guardia civil tenía vigilados muchos caminos y esas mercancías podían ser fiscalizadas. Es ahí cuando los agricultores siempre actuaban con mucha astucia. Y este aspecto fue una de las ventajas que tuvieron los gevatos, pues no pasaron por esas calamidades y adversidades.

Actualmente siguen viviendo de la amplia variedad de ganadería y agricultura, lo que es importante, ya que, amén de todo lo cultivado en épocas pasadas, han dado un cambio trascendental en la producción, sobre todo de fruta y especialmente de las aceitunas. Una parte del trabajo de éstas tiene que ser hecho con tractores orugas, dada la orografía, aunque el resto, que no es poco, hay que hacerlo manualmente. A esto hay que añadir los caprichos del clima, que unos años hace que el trabajo resulte rentable y en otros mis pobres paisanos estén desilusionados.

Verdaderamente qué injusto es el trabajo del campo y más si tienes que luchar todos los días, como lo hacen mis queridos paisanos, pisando ese terreno tan abrupto lleno de grandes dificultades derivadas del relieve. De ahí que califique su trabajo como encomiable.

Para más colmo aparecen esos personajillos, que dicen llamarse intermediarios, personas sin escrúpulo ninguno e inhumanas. Lo peor es que desgraciadamente las autoridades de España se lo permiten. Por mi parte les adjudicaría otros adjetivos muchísimos más duros, pero...

Actualmente para movilizarse a la hora de ir a ver y trabajar las tierras e incluso para trasportar alguna cosa de poco peso todavía algunas personas siguen utilizando caballerías, algo que, según mi manera de ver, tiene un grandísimo encanto.

Lo que sí se ha incrementado en consideración es todo tipo de vehículos de tracción, como las motos, los coches, las furgonetas, los vehículos de montaña y diferentes clases de tractores, entre los que se encuentran los oruga, sumamente importantes para el trabajo en muchas zonas, como ya indiqué con anterioridad. Resumiendo, que ahora mismo hay más maquinarias que habitantes en Valdelageve.

Hay algo que les sigue haciendo mucho daño a mis paisanos y de lo que se encuentran muy dolidos, que es el ostracismo a que los tienen relegados las autoridades provinciales, regionales y nacionales. Siempre han estado muy necesitados de algunas carreteras dignas por donde poder circular, no sólo a nivel personal, sino también con todo el movimiento que se sucede con el transporte, incluso para el paso turístico. No olvidemos que estamos en el paraíso terrenal. Además se necesitan algunos puentes, indispensables para realizar el paso al otro lado del río Cuerpo de Hombre, ya que de esta manera cualquier desplazamiento que tuviesen que hacer sería mucho más sencillo y rápido.


Podría seguir extendiéndome algo más en este capítulo, pero con todo lo ya narrado en anteriores artículos, sirve este para rellenar un poco más como es el gevato su forma de vivir, trabajar y, también en muchos casos, sufrir.

Todos conocemos que el pueblo en cuestión de vecinos ya no es el que fue, algo que está sucediendo dentro del mundo rural, pero esto no es óbice para tener en nuestra mente los momentos oportunos para poder reunirnos: las etapas estivales y las fiestas. Son los momentos más cruciales para que podamos unirnos las “almas gevatas”.

Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado



Dos poemas de don Martín

A don Martín no lo conocí, pero sí oí hablar de él y, sobre todo, lo oí por el pillo de mi compadre en su adolescencia. Se llamaba Martín García Díaz y era presbítero. Con todo mi respeto voy a sacar a la luz estos dos poemas, que seguramente escribió con todo el cariño para sus parroquianos y que quizá quieran recordarlos.


Parroquia de Valdelageve
En octubre de 1954 tomé posesión de la Parroquia de los Mártires San Fabián y San Sebastián


Fabián y Sebastián patronos de este lugar
Celebran sus fiestas patronales
Con repiques de campanas
El tamborilero tocando pasacalles
Anuncia jolgorio y bailes
Y se van a festejar
Y también a celebrar
En este lar de Valdelageve
En días de frío y nieve
El 19 y 20 de Enero
La machorra sacrificada
Con los conejos asados
El día de los Santos Mártires
Todo el pueblo acude a misa
Y también a la procesión
Con alegría de cohetes humeantes
Y tocando las campanas
Entramos en la Iglesia
A celebrar la Eucaristía
El pueblo va a comulgar
Y pedirle a los Santos
Las gracias y los favores
Que tanto las necesitan
Y el párroco con su súplica
Le pide para sus hijos
Y le oran y le aman
Y le piden de corazón
A estos Santos Mártires
Que les den paz, alegría y amor
A padres hijos y hermanos
Y porque somos cristianos
Por esto nos amamos
En Cristo Resucitado.


Fiesta de los Mártires en Valdelageve
La comedia del idiota

En la Fiesta de los Mártires
En el pueblo de Valdelageve
Le hicimos pasar bien la fiesta
Con una buena comedia
En la que trabajan
Los hijos de este lugar

Yo párroco de este pueblo
Con maestría supe enseñar
A estos jóvenes comprometidos
Que se saben explicar
A un público en silencio
Que entre acto y acto
Saben aplaudir y gritar
A los chicos que actuaban
En esta tragicomedia
Donde el protagonista
Y todos los artistas
Lo hicieron tan bien
Que tuvo que repetirse
Y les dieron el parabién
Después de saldar los gastos
Y todo recolectado
Compramos la Virgen de Fátima
Y celebramos las fiestas
el día 12 de Octubre
Que es la Virgen de Pilar.

Repicando las campanas
Hicimos la procesión
Celebramos la Eucaristía
A la Virgen del Pilar
Le pedimos a la Señora
Que nos de las gracias
Que tanto necesitamos
Que proteja a nuestras gentes
Y esto lo hacemos patente
En el día de la Virgen del Pilar.




jueves, 20 de enero de 2011

Don Pedro, párroco de Valdelageve

Es para mí una gran satisfacción ser una de las personas que han escrito unas líneas a favor de nuestro querido párroco, don Pedro, y que sirven a la vez como preámbulo para dejar presente en este trabajo que, con todo mi respeto y amistad, va dirigido para ésta persona que tanto queremos y admiramos en nuestro pueblo.

Don Pedro Calama Bares nació en La Alberca, provincia de Salamanca, el 29 de octubre de 1928. Durante su infancia siempre fue un niño sano, fuerte, inteligente y juguetón, pero eso no fue óbice para que poco a poco sus ideas se fuesen inclinando hacia la vida del sacerdocio y el amor por los demás. De ahí que comenzase los estudios en el seminario de Coria, provincia de Cáceres, que es la diócesis a la que pertenecía toda la parte sur de la provincia de Salamanca. No obstante, desde 1958 todos estos pueblos pasaron a pertenecer a la diócesis de Salamanca.

El día 12 de junio de 1954 fue ordenado sacerdote en la catedral de Coria y desde ese momento ya pudo desarrollar el trabajo que tanto deseaba: cura de pueblo, que encierra una labor importante. Si nos ponemos a pensar detenidamente, qué dos palabras tan importantes encierran una labor tan bonita y llena de amor, ternura, amistad: “cura de pueblo”.

Sus primeros destinos fueron en la comarca de las Hurdes: El Ladrillar, El Cabezo y Riomalo de Abajo. En 1958 se fue acercando a nuestra zona, siendo su nuevo destino El Cerro. Hasta el año 1980 no tomó posesión de Valdelageve y a partir de aquí es cuando puedo decir que los pueblos a los que atendía y sigue atendiendo son, además de El Cerro, donde tiene su domicilio, Montemayor del Río, Lagunilla y Valdelageve.

El trabajo que desarrolla en las parroquias y fuera de ellas es encomiable. No llego a entender cómo ha podido, y puede todavía a su edad, desplazarse, asistir a los bautizos, dar a los niños la catequesis, prepararlos para la confirmación, acudir todas las semanas y días extras a decir misas, preparar a los novios antes de la boda, asistir a los funerales, etc.

Tocando el tema de los desplazamientos, han sido muy variados. Comenzó a hacerlos con caballerías, luego con bicicletas, le siguieron coches de pequeña cilindrada y ahora posee un Volkswagen Golf, que, como digo yo, es “el que nunca muere”, pues hay que ver los kilómetros que hace por las carreteras, si es que se las pueden llamar así por el mal estado en que se encuentran, con tantas curvas peligrosas como las que hay en esa zona de la sierra.

Una vez llegada la edad de jubilarse, que como tal palabra no pasó jamás por su mente, el señor Obispo le dio plena libertad para hacer lo que desease. De ahí que diga con muy buen criterio. “No, porque mi Vocación ha sido siempre la de servir a la Comunidad”. También me dijo: “Cuando me ordené Sacerdote, lo hice para servir a la Iglesia y así lo seguiré haciendo mientras el Señor me siga conservando la salud y más ahora con la necesidad y falta de vocaciones que padecemos”.

Ahora voy a tocar otro punto muy interesante y que además me agrada. A don Pedro lo tengo ahora mismo en mi mente viéndolo en los diferentes lugares por los que se mueve: Pero lo voy a presentar preferentemente en el despacho que tiene en su casa, rodeado de libros, entre los que se encuentran principalmente los que utiliza para preparar los santos quehaceres que lleva a cabo en cuatro pueblos de la sierra. Son los libros parroquiales, que utiliza sobre todo para preparar sus trabajos, para atender a sus fieles y quizá, si le queda algo de tiempo, para descansar.

Es estos libros parroquiales es donde figuran todos los asentamientos de sus feligreses, los archivadores, las fotografías, tanto familiares como personas relacionadas con la iglesia, pero, sinceramente, como se lo he dicho en varias ocasiones, a don Pedro le falta, sin lugar a dudas, no solamente para mí, sino para una gran cantidad de personas en el mundo, una fotografía del papa Juan XXIII, el más bondadoso, inteligente y sabio que ha existido después de San Pedro.

Me he encontrado con don Pedro en algunos municipios por los que el se mueve, pero en especial en mi pueblo, Valdelageve. Tiene ya casi 83 años, pero es que hay que verlo con qué facilidad se mueve. Ejemplos son cómo sube al campanario a tocar las campanas, la fuerza y el ímpetu que pone al decir la Santa Misa y aun más al explicar el santo Evangelio. Cuando termina los santos oficios, tiene tiempo para visitar a sus enfermos y con ese carisma tan poderoso que posee, se junta a charlar por las calles del pueblo con todo tipo de personas, mayores, jóvenes y niños, y si es necesario, no le importa acompañarnos al bar para conversar y tomarse un vino con los allí reunidos.

Verdaderamente es un sacerdote único, distinto, diferente, que reúne todas las condiciones de un “cura de pueblo”, como decía al principio y se llamaba a sí mismo el papa Juan XXIII.

Ya dije con anterioridad que está a punto de cumplir 83 años. A pesar de ello, se encuentra en plenitud de forma, tanto física como espiritual, lo que quiere decir que es un gran hombre que nos ha enviado el Señor.

Don Pedro, que Dios le mantenga a nuestro lado muchos años más.


Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado

domingo, 16 de enero de 2011

Un gevato peregrino (y 3)

El regreso a Salamanca

Satisfecho y muy contento, a pesar de todos los pesares, me dirigí a la estación de autobuses con el fin de tomar el primero que me llevase a Murcia. El tiempo de espera fue mínimo, pero al llegar a la estación ferroviaria de la capital e ir a sacar los billetes, el tren que tenía pensado coger había partido hacía unos minutos, por lo que tuve que cogerlos para el siguiente, que salía sobre las 16 horas, con llegada a Madrid a las 21 horas y enlace a las 21,13 con el que se dirigía a Salamanca.

La llegada sufrió un retraso de 15 minutos, lo que hizo que el tren que debía tomar para Salamanca hubiera partido cuando llegué. Me pregunté entonces “¿que hacer?”. Fui a cambiar el billete y enterarme de la hora de su próxima salida, que era a las 8,45 h. del siguiente día. Después me dije: “¿y qué más?” No lo pensé. Mi cabeza me dio la respuesta y dijo: “¿en qué condiciones has venido?”. A lo que respondí: “¡como un peregrino!” Entonces, “como tal debes obrar”. Permanecí en la estación hasta las 00,30, hora en que la cerraban, salí fuera, dejé las mochilas en la acera junto al bordón y me acomodé a su lado, pues era nuestro guarda. Me quité las botas, me puse las zapatillas y me tumbé todo lo largo que era, apoyando la cabeza sobre las botas.

Allí pasé cuatro horas hasta que volvieron a abrir la estación. Eran las 4,30 cuando volví a entrar en la misma, cogí sitio para sentarme. En un principio todos los asientos eran para mí, pero la gente apareció al instante, corriendo igual que bandadas de pájaros. El tiempo fue transcurriendo y llegado el momento me fui a la cafetería a desayunar, para regresar de nuevo y sentarme hasta que llegase la hora X, que, efectivamente, llegó. Entonces el gevato con toda la tranquilidad y sosiego caminó hasta entrar en el vagón y colocarse en su asiento. El tren partió. Cierto es que no recuerdo si me quedé dormido, pero la llegada fue a las 11 de la mañana.

Entre los compañeros de viaje había dos madrileños que venían a visitar Salamanca y con los cuales estuve hablando. Me preguntaron y total, que bajamos en La Alamedilla y este singular gevato hizo lo de siempre, acompañarlos y explicarles los lugares por donde pasábamos hasta entrar en la Plaza Mayor, que es lo último que les mostré. Les di todo tipo de detalles que estaban a mi alcance, les llevé a la Oficina de Información y Turismo, sita en el ágora, y allí les dije bien claro: “por vosotros ya no puedo hacer más”, por lo que nos despedimos.

Juan-Miguel, cargado como un peregrino, se dirigió a su casa, a la que llegó no sé a qué hora, pero lo cierto es que sí muy entero, contento y feliz. Y así terminó la peregrinación de este gevato, al que le pasó de todo, pero que acogió con una tranquilidad poco común en él.

Aclaración final

No quiero que penséis que todas las marchas son como esta peregrinación que os acabo de narrar, ¡no! Las marchas, por lo general, son muy diferentes. Caminamos los kilómetros según esté estipulada cada etapa, que suele oscilar entre los 25 y 30 kilómetros.

La salida se hace en autocar desde Salamanca y el secretario reparte un escrito dando explicaciones de lo que vamos a ver durante el camino, por qué lugares vamos a pasar… Daos cuenta que en casi todas las marchas siempre atravesamos algún pueblo, más o menos bonito, que tiene una iglesia de un estilo determinado, un monasterio u otras cosas de interés que siempre aprovechamos la ocasión para visitar. No obstante, para eso soy el encargado de las relaciones públicas, entre otras cosas, y persona presta para llevar la voz cantante en el autocar, de ahí que después de saludar a mis compañeros comience a dirigir las canciones que vamos a cantar. Por supuesto, la primera es casi siempre el “Perantón de Valdelageve”, pues, mis queridos lectores, aparte de ser bonita, hay que hacer patria. A continuación, un par de estrofas de la “Canción de Peregrino”, que para eso lo somos y tenemos que estar preparados, porque de vez en cuando, debido a algún acontecimiento, hay que cantarla en alguna iglesia. Luego seguimos cantando, que para ello voy preparado de un libro o unos folios con ellas escritas. Eso sí, en todas los marchas me solicitan que cante alguna canción que a ellos les gusta igual que mi voz (modestia aparte). Como normalmente los viajes son largos, nos da tiempo a que algunas personas cuenten chistes o veamos algunos reportajes muy bonitos de marchas pasadas o de acontecimientos organizados por la Asociación.

Llegamos al lugar donde vamos a comenzar a caminar, bajamos del autocar, comemos unas perronillas y tomamos algún vasito de vino dulce. Este acontecimiento es muy alegre, pero su duración es corta, pues los peregrinos tenemos muchas ganas de comenzar la marcha.

Salimos casi todos a la par, pero según vamos avanzando se van abriendo brechas. Hay que pensar que cada uno tiene un ritmo, pero intentamos que de grupo en grupo nos vayamos viendo, con el fin de no extraviarnos, aun cuando los caminos están marcados con unas flechas amarillas, pintadas sobre algunos peñascos, árboles, etc.

Como antes comenté, si hay alguna cosa digna de ver, nos paramos, la vemos y a la par descansamos. Si es alguna iglesia, a Juan-Miguel, el gevato, le toca cantar un “Ave María”, que para ello tengo preparadas en mi repertorio algunas. Pero como no todo van a ser iglesias, hay otros lugares, como pueblos o ciudades muy arquitectónicas, ruinas de nuestros antepasados, centros de interpretación, monasterios, etc. Estos lugares unas veces son más bonitos y otras menos, algunos días llueve o nieva y otros hace calor, pero siempre estamos preparados para aguantar todo tipo de adversidades.

También durante el transcurso de las marchas hablamos, pasamos ratos agradables con unos u otros grupos, o buscamos la soledad para encontrarnos a nosotros mismos, centrarnos en nuestros pensamientos, etc.

Al final de cada etapa, que suele ser en algún pueblo, paramos y buscamos algún bar para dar buena cuenta de las viandas que llevamos preparadas. La alegría que no falte y si puede ser, que contagie a la gente del pueblo que allí se encuentra.

Así termina la marcha, pero para ello tenemos que subir al autocar que allí nos está esperando para traernos al lugar de donde partimos, Salamanca.

Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado