Los agricultores y demás gente de nuestro pueblo siempre han tenido ligeros matices extremeños. Quizá actualmente van desapareciendo un poco, aunque permanecerán en mayor o menor medida, dada la cercanía y los contactos directos que existen con Extremadura. Quiero aclarar que los gevatos cada vez salen más del pueblo y se relacionan con otras zonas, tanto de nuestra provincia como del resto de España.
Dentro de los visos extremeños hay que valorar la influencia en la alegría que se percibe en su manera de hablar, en el carácter y en muchas de sus costumbres.
Una de las buenas características que tiene Valdelageve es que siempre ha sido un pueblo autosuficiente, algo muy importante dentro de las épocas por las que hemos ido pasando. En muchos pueblos no había más remedio que salir con los carros llenos de sus productos para traerlos cargados de los géneros que en sus zonas no se producían. En muchos casos, y a qué precio, la guardia civil tenía vigilados muchos caminos y esas mercancías podían ser fiscalizadas. Es ahí cuando los agricultores siempre actuaban con mucha astucia. Y este aspecto fue una de las ventajas que tuvieron los gevatos, pues no pasaron por esas calamidades y adversidades.
Actualmente siguen viviendo de la amplia variedad de ganadería y agricultura, lo que es importante, ya que, amén de todo lo cultivado en épocas pasadas, han dado un cambio trascendental en la producción, sobre todo de fruta y especialmente de las aceitunas. Una parte del trabajo de éstas tiene que ser hecho con tractores orugas, dada la orografía, aunque el resto, que no es poco, hay que hacerlo manualmente. A esto hay que añadir los caprichos del clima, que unos años hace que el trabajo resulte rentable y en otros mis pobres paisanos estén desilusionados.
Verdaderamente qué injusto es el trabajo del campo y más si tienes que luchar todos los días, como lo hacen mis queridos paisanos, pisando ese terreno tan abrupto lleno de grandes dificultades derivadas del relieve. De ahí que califique su trabajo como encomiable.
Para más colmo aparecen esos personajillos, que dicen llamarse intermediarios, personas sin escrúpulo ninguno e inhumanas. Lo peor es que desgraciadamente las autoridades de España se lo permiten. Por mi parte les adjudicaría otros adjetivos muchísimos más duros, pero...
Actualmente para movilizarse a la hora de ir a ver y trabajar las tierras e incluso para trasportar alguna cosa de poco peso todavía algunas personas siguen utilizando caballerías, algo que, según mi manera de ver, tiene un grandísimo encanto.
Lo que sí se ha incrementado en consideración es todo tipo de vehículos de tracción, como las motos, los coches, las furgonetas, los vehículos de montaña y diferentes clases de tractores, entre los que se encuentran los oruga, sumamente importantes para el trabajo en muchas zonas, como ya indiqué con anterioridad. Resumiendo, que ahora mismo hay más maquinarias que habitantes en Valdelageve.
Hay algo que les sigue haciendo mucho daño a mis paisanos y de lo que se encuentran muy dolidos, que es el ostracismo a que los tienen relegados las autoridades provinciales, regionales y nacionales. Siempre han estado muy necesitados de algunas carreteras dignas por donde poder circular, no sólo a nivel personal, sino también con todo el movimiento que se sucede con el transporte, incluso para el paso turístico. No olvidemos que estamos en el paraíso terrenal. Además se necesitan algunos puentes, indispensables para realizar el paso al otro lado del río Cuerpo de Hombre, ya que de esta manera cualquier desplazamiento que tuviesen que hacer sería mucho más sencillo y rápido.
Podría seguir extendiéndome algo más en este capítulo, pero con todo lo ya narrado en anteriores artículos, sirve este para rellenar un poco más como es el gevato su forma de vivir, trabajar y, también en muchos casos, sufrir.
Todos conocemos que el pueblo en cuestión de vecinos ya no es el que fue, algo que está sucediendo dentro del mundo rural, pero esto no es óbice para tener en nuestra mente los momentos oportunos para poder reunirnos: las etapas estivales y las fiestas. Son los momentos más cruciales para que podamos unirnos las “almas gevatas”.
Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado
Dentro de los visos extremeños hay que valorar la influencia en la alegría que se percibe en su manera de hablar, en el carácter y en muchas de sus costumbres.
Una de las buenas características que tiene Valdelageve es que siempre ha sido un pueblo autosuficiente, algo muy importante dentro de las épocas por las que hemos ido pasando. En muchos pueblos no había más remedio que salir con los carros llenos de sus productos para traerlos cargados de los géneros que en sus zonas no se producían. En muchos casos, y a qué precio, la guardia civil tenía vigilados muchos caminos y esas mercancías podían ser fiscalizadas. Es ahí cuando los agricultores siempre actuaban con mucha astucia. Y este aspecto fue una de las ventajas que tuvieron los gevatos, pues no pasaron por esas calamidades y adversidades.
Actualmente siguen viviendo de la amplia variedad de ganadería y agricultura, lo que es importante, ya que, amén de todo lo cultivado en épocas pasadas, han dado un cambio trascendental en la producción, sobre todo de fruta y especialmente de las aceitunas. Una parte del trabajo de éstas tiene que ser hecho con tractores orugas, dada la orografía, aunque el resto, que no es poco, hay que hacerlo manualmente. A esto hay que añadir los caprichos del clima, que unos años hace que el trabajo resulte rentable y en otros mis pobres paisanos estén desilusionados.
Verdaderamente qué injusto es el trabajo del campo y más si tienes que luchar todos los días, como lo hacen mis queridos paisanos, pisando ese terreno tan abrupto lleno de grandes dificultades derivadas del relieve. De ahí que califique su trabajo como encomiable.
Para más colmo aparecen esos personajillos, que dicen llamarse intermediarios, personas sin escrúpulo ninguno e inhumanas. Lo peor es que desgraciadamente las autoridades de España se lo permiten. Por mi parte les adjudicaría otros adjetivos muchísimos más duros, pero...
Actualmente para movilizarse a la hora de ir a ver y trabajar las tierras e incluso para trasportar alguna cosa de poco peso todavía algunas personas siguen utilizando caballerías, algo que, según mi manera de ver, tiene un grandísimo encanto.
Lo que sí se ha incrementado en consideración es todo tipo de vehículos de tracción, como las motos, los coches, las furgonetas, los vehículos de montaña y diferentes clases de tractores, entre los que se encuentran los oruga, sumamente importantes para el trabajo en muchas zonas, como ya indiqué con anterioridad. Resumiendo, que ahora mismo hay más maquinarias que habitantes en Valdelageve.
Hay algo que les sigue haciendo mucho daño a mis paisanos y de lo que se encuentran muy dolidos, que es el ostracismo a que los tienen relegados las autoridades provinciales, regionales y nacionales. Siempre han estado muy necesitados de algunas carreteras dignas por donde poder circular, no sólo a nivel personal, sino también con todo el movimiento que se sucede con el transporte, incluso para el paso turístico. No olvidemos que estamos en el paraíso terrenal. Además se necesitan algunos puentes, indispensables para realizar el paso al otro lado del río Cuerpo de Hombre, ya que de esta manera cualquier desplazamiento que tuviesen que hacer sería mucho más sencillo y rápido.
Podría seguir extendiéndome algo más en este capítulo, pero con todo lo ya narrado en anteriores artículos, sirve este para rellenar un poco más como es el gevato su forma de vivir, trabajar y, también en muchos casos, sufrir.
Todos conocemos que el pueblo en cuestión de vecinos ya no es el que fue, algo que está sucediendo dentro del mundo rural, pero esto no es óbice para tener en nuestra mente los momentos oportunos para poder reunirnos: las etapas estivales y las fiestas. Son los momentos más cruciales para que podamos unirnos las “almas gevatas”.
Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado
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