Muchos de vosotros sabéis lo que me gusta caminar y que pertenezco a dos asociaciones peregrinas, además de la mía propia. Os digo esto porque vuestro paisano desde hace casi dos décadas camina sin parar siguiendo todas las marchas programadas por cada grupo, amén de las mías propias, que suelo hacerlas en las épocas que las agrupaciones aprovechan para descansar.
A la que estoy mucho más ligado es a la Asociación Amigos del Camino de Santiago - Vía de la Plata, del pueblo salmantino de Fuenterroble de Salvatierra. Es un grupo lleno de actividades, tanto profanas como religiosas, en el que hay muchas formas de colaborar. Os voy a relatar solamente un par de ellas, para que os hagáis una idea.Fuenterroble de Salvatierra, en el Camino de Santiago – Vía de la Plata
Preparar tres carros para una boda arriera
Con el fin de rememorar cómo la celebraban sus ancestros, dos miembros de la asociación, mi compañero Rufino y este gevato que os escribe los preparamos siguiendo las pautas marcadas por el abuelo del novio, que al terminar el trabajo quedó muy complacido. Nuestra alegría fue enorme, pues no en vano le dedicamos casi dos meses, desplazándonos desde Salamanca tres o cuatro días a la semana.
La ceremonia, desde el comienzo hasta el final, resultó singular. Congregó a muchos vecinos de Fuenterroble, peregrinos y gente que llegó de los pueblos de la comarca. La gran iglesia estaba a rebosar y Blas, el párroco, se sensibilizó en los puntos precisos que tocó, lo que hizo que algunas personas se enterneciesen y, sobre todo, los novios Isaac y Pilar. A petición de la novia, Juan-Miguel leyó una poesía a la Virgen, para terminar cantando la “Plegaria” de Álvarez.
También soy “hospitalero” y como tal he trabajado en el albergue que a tal efecto tenemos, con el fin de ayudar y atender en todos los aspectos a los peregrinos, tanto españoles como de diferentes nacionalidades, que llegan a diario para descansar, pues Fuenterroble de Salvatierra se encuentra en el Camino de Santiago - Vía de la Plata. El trabajo es un poco duro, pero haciéndolo con mucho amor y alegría, resulta muy gratificante y a la vez enriquecedor.
Vía Crucis y Vía Lucis
Todos los años hacemos el Vía Crucis, caminando 13 kilómetros hasta llegar al pico de la Dueña. En cada estación paramos para hacer la lectura que corresponda y puede tomar parte quien lo desee.
Dos semanas después, continuamos con el Vía Lucis, que es una especie de romería que comienza en Beleña. Terminada la santa misa que en el pueblo se celebra, después de recorrer 33 kilómetros finaliza la marcha en la parroquia de Santa María la Blanca de Fuenterroble de Salvatierra. En esta romería los primeros en salir son los jinetes montados en sus bonitos y enjaezados caballos. A continuación lo hacen tres o cuatro grupos de gaiteros y dulzaineros, y le sigue el primer tractor, donde va la imagen de Cristo Peregrino Resucitado. Otros llevan las imágenes relacionadas con las personas que a Él le rodearon, como por ejemplo la Virgen María, María Magdalena, Santiago, san Pedro, san Juan, santo Tomás, san Pablo, etc. Luego, los cofrades, peregrinos, simpatizantes, dos o tres grupos de gaiteros y dulzaineros, y por último los coches de apoyo, por si alguna persona no pudiese caminar todo el trayecto. No es necesario llevar comida, pues somos agasajados por las gentes de las dehesas por donde pasamos.
El Vía Lucis se compone de dos partes: una, la profana; y otra, la religiosa Con esto quiero decir que en cada parada, antes o después del agasajo, al cual va unido el baile, alguno de los sacerdotes que nos acompañan tienen tiempo para deleitarnos con unas breves, pero a la vez positivas y alegres, palabras, que, por cierto, son muy aplaudidas.
De verdad que seguiría con la exposición de todas nuestras actividades, pero me extendería tanto que podría escribir por lo menos un opúsculo.
Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado
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