viernes, 19 de noviembre de 2010

El Ayuntamiento

La comunidad de Miranda del Castañar


El 8 de octubre de 1215 el rey leonés Alfonso IX delimitaba los términos de Miranda (en la que pudo encontrarse Valdelageve) y se los otorgaba a sus pobladores para que las poseyeran perpetuamente; nacía así la comunidad de villa y tierra de Miranda.

Estos términos otorgados a Miranda en 1215 venían a comprender los que históricamente fueron de Miranda y Montemayor, dato inequívoco de que por esas fechas no se había organizado la comunidad de Montemayor, que verá la luz más tarde por el desgajamiento de Miranda.

La comunidad de villa y tierra de Montemayor nace por segregación de la de Miranda en una fecha posterior a 1215 y conservó su unidad e integridad desde la Edad Media hasta final del Antiguo Régimen (principios del siglo XIX).

La comunidad de Montemayor


La Crónica de Fernando VI” (Ed. Madrid, 1053, B.A.E., Crónicas de los Reyes de Castilla, tomo 66, capítulo XX, pag. 169) dice que las villas de Ledesma, Salvatierra, Granadilla, Galisteo, Miranda y Montemayor habían sido de Don Sancho, nieto de Alfonso X el Sabio (1252-1284). Como murió sin descendencia, el rey las recupera hacia (1310-1312).

En el documento número 39, con fecha 18 de agosto de 1350, del libro Documentación Medieval del Archivo Municipal de Ledesma, de Alberto Martín Expósito y José Mª Monsalvo Antón (Ed. Diputación de Salamanca, 1986), aparece cómo el rey Pedro I de Castilla pide a varios concejos que hagan pleito-homenaje (símbolo de pertenencia a un señor) al arcediano de Toro, no en su nombre, sino en el del infante Don Juan, hijo de Alfonso XI. Esto afectaba a las “villas de Ledesma e de Salvatierra e de Montemayor e de Miranda e de Galisteo e de Granadilla, logares de Don Johan”.

El 17 de mayo de 1418 Doña Leonor de Aragón, viuda de Fernando I de Aragón (o Fernando de Antequera) y madre de los infantes de Aragón, que tenían varias villas extremeñas y salmantinas, daba a su hijo don Enrique, maestre de la Orden de Santiago, el condado de Albuquerque y las villas y lugares de Albuquerque, Medellín, Azagala, la Codosera, Alconétar, Garrovillas, Alconchel, Granadilla, Galisteo y las salmantinas Ledesma, Salvatierra, Miranda y Montemayor (Documentación Medieval de Ledesma, doc. 71, pp. 133-137). El 22 de julio de 1418 el Infante Don Enrique, hijo de Doña Leonor, pide a los vasallos de las villas donadas la obligación de presentarle pleito y homenaje (Doc. Ledesma, doc. 72).

En 1458, con autorización del Rey Enrique IV “El Impotente”, creaba don Juan de Silva, Conde de Cifuentes, el Mayorazgo de Montemayor a favor de su hijo Don Juan de Ribera y Silva, primer Marqués, formándose entonces el Marquesado de Montemayor con todas sus jurisdicciones, Valdelageve se encontraba incluido en el Marquesado, alfoz de dicha Villa compuesto de 14 pueblos, primero Montemayor del Río y luego los 13 restantes, como: Aldeacipreste, Baños de Montemayor, Calzada, Colmenar de Montemayor, Cristobal, El Cerro, Horcajo de Montemayor, La Calzada de Béjar, Lagunilla, Navalmoral, Peñacaballera, Valdefuentes y Valdelageve.

Según el “Centro de las ciudades y villas y lugares de la provincia de Salamanca en el año 1534” (publicado por Tomás González, Censo de población de las provincias y partidos de la Corona de Castilla en el siglo XVI, Madrid 1829) Montemayor tenía con sus anejos 310 vecinos y la villa, 115, como se puede ver a continuación:

Anejos de la villa.

Aldeacipreste, 74

Valdelageve, 17

Peñacaballera, 18

Valdescoboso, 10

Valbuena, 19

Valdeaguijaderos, 57.

Tierra de Montemayor.

Lagunilla, 161

El Cerro, Valdelamantanza y Las Cabañas, 111

Baños de Montemayor, 94

La Calzada, 69

Valdefuentes, 167

Cristóbal, 37

Horcajo, 73

Colmenar y Felipe, 96

Existe otro censo posterior, del año 1588, en el que la comunidad de Montemayor y la villa las formaban catorce aldeas, de las que indicamos también sus vecinos:

Aldeacipreste, 70

Baños de Montemayor, 120

Calzada de Béjar, 75

El Cerro, 150

Colmenar de Montemayor, 120

Cristobal, 80

Horcajo de Montemayor, 70

Lagunilla, 200

Montemayor, 60

Peñacaballera

Valbuena, 25

Valdefuentes de Sangusín, 200

Valdehijaderos, 50

Valdelageve

Valdelamatanza

En el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752 se hace una referencia extensa del pueblo y por ello le dedicaré el siguiente capítulo, teniendo en cuenta además la importancia que dicho Catastro tuvo en su momento.

La última toma del Marqués de Montemayor se remonta a mayo de 1807 (un año antes de "la francesada"), a favor de Don Antonio Ponce de León y Mesía Dávila, Manrique de Lara, Carrillo de Albornoz, Baeza, Quesada, Toledo y Silva, Duque de Montemayor y Grande es España de Primera Clase, X Marqués, de ahí que la posesión de éste durase solo y exclusivamente un año.

Los orígenes de Ayuntamiento de Valdelageve

Durante la ocupación napoleónica de España (1808-1814) las Cortes españolas reunidas en Cádiz aprobaron la primera Constitución liberal española y decretaron la extinción de todos los señoríos, entre los cuales se encontraba el de Montemayor. En las dos décadas siguientes, bajo el reinado de Fernando VII, la legislación de las Cortes de Cádiz fue derogada. En 1833 murió Fernando VII y ello dio paso a las transformaciones políticas que conocemos con el nombre de revolución liberal. Uno de estos cambios consistió en la reorganización administrativa del territorio español, que pasó a dividirse en 49 provincias, siguiendo los criterios del inminente ministro don Javier de Burgos. Como consecuencia de todo ello aparecieron los partidos judiciales y algunos municipios perdieron parte de sus territorios, dando lugar a otros ayuntamientos. De tal forma que el partido de Montemayor, que tenía dos cuartos (Cuarto de Hojeda y Cuarto del Río), después de la reforma administrativa de 1833 desapareció, integrado casi en su totalidad en el partido de Béjar, que así ganaba con creces lo que había perdido a favor de Ávila y Cáceres.

En el libro de don Jacinto Vázquez de Parga y Mansilla Reseña Geográfica-Histórica de Salamanca y su provincia para uso de los colegios y escuelas de la misma (editado en 1884 en Salamanca por la imprenta de don Vicente Oliva y reeditado en 1994 por Librería Cervantes) y, en concreto, en la página 135 figura el capítulo “Índice de los ayuntamientos de la provincia de Salamanca”, del cual voy a relacionar los correspondientes al partido judicial de Béjar:

Aldeacipreste, 499

Béjar, 11.099

Bercimuelle, 577

Cabeza de Béjar, 646

Calzada de Béjar, 769

Candelario, 2.619

Cantagallo, 799

El Cerro, 1.078

Cespedosa, 1.367

Colmenar, 584

Cristobal, 657

Fresnedoso, 326

Fuentes de Béjar, 960

Gallegos de Solmirón, 936

Guijo de Ávila, 572

Horcajo de Montemayor, 439

La Hoya, 249

Lagunilla, 1.437

Ledrada, 833

Montemayor, 781

Navacarros, 456

Nava de Béjar, 539

Navalmoral, 388

Navalmorales, 781

Palomares, 412

Peñacaballera, 396

Perodomingo, 539

Puebla de San Medel, 298

Puente del Congosto, 691

Puerto de Béjar, 1.061

Sanchotello, 651

Santibáñez de Bejar, 1.477

Sorihuela, 788

El Tejado, 929

Valdefuentes, 1.024

Valdehijaderos, 266

Valdelacasa, 865

Valdelageve, 182

Valverde de Valdelacasa, 329

Vallejera, 354

Las elecciones en Valdelageve

Un rasgo de la vida de nuestro pueblo está relacionado con la vida política general del país. España ha gozado de escasos periodos de auténtica democracia, por eso me voy a referir a las elecciones celebradas en la II República (1931-1936) y en la actual monarquía parlamentaria de Juan Carlos I (1977-2008).

El 28 de junio de 1931 se celebraron las primeras elecciones republicanas al Congreso de los Diputados. En la provincia de Salamanca el candidato más votado fue Filiberto Villalobos, seguido de Primitivo Santa Cecilia y Miguel de Unamuno, que se presentaban con la coalición republicano-socialista. Finalmente obtuvieron sus escaños, como también lo hicieron Tomás Marcos Escribano liberal-demócrata, José María Gil Robles y Cándido Casanueva, los dos últimos del llamado bloque agrario. De Valdelageve no se tienen datos sobre el resultado local, aunque sí se sabe que de los 67 electores censados votaron 62, todo un récord de participación que demuestra el interés del pueblo por los cambios que se estaban produciendo en España en aquel año.

Las segundas elecciones fueron en noviembre de 1933. En esta ocasión fue la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) la que barrió en la provincia de Salamanca, colocando a sus 5 candidatos, con Gil Robles como cabeza de lista y siendo el más votado. El socialista José Andrés y Manso y el liberal-demócrata Villalobos obtuvieron también su escaño. En Valdelageve el candidato más votado fue Villalobos (111 votos); le siguieron los candidatos de la CEDA, quedando Gil Robles en el quinto puesto por número de votos (47). La coalición republicana renovadora y liberal fue la siguiente lista más votada, en la que se incluía el que sería ilustre historiador y crítico de arte José Camón Aznar, que obtuvo 22 votos. El socialista Manso sólo recibió 7 votos.

Las últimas elecciones se celebraron en febrero de 1936, cinco meses antes de que estallara la Guerra Civil. En esta ocasión también triunfó la CEDA en Salamanca. El cartel presentado por Gil Robles obtuvo 5 de los 7 escaños; Villalobos, el sexto, y el socialista Manso, el último.

En Valdelageve volvió a ser Villalobos el más votado (118 votos), lo cual indica la enorme simpatía de la que este hombre bueno gozaba en nuestro pueblo. Aún recuerdo las visitas médicas que de vez en cuando hacía mi padre a su consulta en la calle Ramón y Cajal, entre las iglesias de la Purísima y los Capuchinos. Su humanidad y sencillez me impresionaron, como supongo había ocurrido, con mis paisanos, los gevatos. Prueba de ello fue el duelo de despedida que Salamanca le dispensó tras su muerte en 1955: cuentan que ha sido uno de los entierros más multitudinarios, si no el mayor, de la historia salmantina.

El segundo más votado fue el liberal-demócrata González Cobos (97 votos), seguido por cuatro candidatos de la CEDA, si bien el aspirante a diputado por Izquierda Republicana, Ruipérez, recibió más votos (40) que Gil Robles (28) y que el socialista Manso (14). Como se ve, Valdelageve en la república prefería al centrista Villalobos antes que a Gil Robles, líder de las derechas, mientras que concedía escasa importancia a los candidatos de la izquierda.

Durante la actual democracia se han celebrado 10 elecciones legislativas a las Cortes y 8 a municipales. Entonces, a partir de la nueva Constitución, aprobada en el año 1978, el corazón de los gevatos ha ido cambiando al igual que sus preferencias, de ahí que debido a sus nuevas mentalidades, los votos están muy repartidos entre los dos grandes partidos, que son el Popular y el Socialista o el Socialista y el Popular, que tanto monta…

Bien es cierto que, según mi modesta opinión, seríamos más felices viendo a todos los vecinos unidos, formando un solo partido, sea el que fuere y luchando todos, sin descanso, por una mayor mejora del pueblo.

Me viene a la memoria un fragmento de la poesía “Solo para mi lugar”, que escribió José María Gabriel y Galán, grandísimo poeta salmantino, nacido en el pueblo de Frades de la Sierra, el día 28 de junio de 1870:

Porque pueblos bien unidos

son pueblos bien gobernados,

pueblos al bien dirigidos,

pueblos bien administrados;

y está en la paz la riqueza,

y está la fuerza en la unión

y en la guerra la pobreza,

la ruina y la perdición.

Vivamos todos unidos

por lazos de afectos sanos.

¡Los pueblos están perdidos

si no son grupos de hermanos.


El edificio del Ayuntamiento

El edificio del ayuntamiento es relativamente de nueva construcción. Aprovechando la coyuntura voy a dar una serie de datos:

Ayuntamiento de Valdelageve

Calle Salas Pombo, 19

37725 VALDELAGEVE / Salamanca

Tl. 923 / 16 12 62

El secretario, actualmente, acude todos los jueves a las 16 horas.

Dimensiones: 1ª planta, 92,90 metros cuadrados; planta baja, 82,12.

En el primer piso están todos los despachos perteneciente a tal efecto, incluida la nueva biblioteca que lleva el nombre “Juan-Miguel Montero Barrado”; en la parte baja hay un gran salón, destinado al bar; fuera de él hay una hermosa terraza; y fuera de ella un espacio lo suficientemente grande para dar cabida a todo tipo de actuaciones, atracciones, bailes, etc.

Pero, mis queridos lectores, está construido en un lugar que cautiva no sólo por sus hermosas vistas, sino también por el aire puro que se respira.

Normalmente todas las corporaciones municipales suelen destacar por su gran amor al pueblo, siempre prestas a lograr mejoras en todos los aspectos. Los problemas más acuciantes son su aislamiento y la precariedad de sus condiciones naturales, lo que hace que su labor sea más encomiable. Esto no quiere decir que en algunos momentos no existan discrepancias tanto en lo que se refiere a los vecinos como la corporación, pero es algo normal en todos los ámbitos la sociedad. Lo que sí es cierto es que a la larga redunda en cambios positivos a favor del pueblo. Si a esto añadimos el amor que también demostramos todos los hijos del lugar que habitamos fuera, aportando cada uno nuestro granito de arena de múltiples formas (hablando, escribiendo, como lo estoy haciendo ahora mismo, artículos en los periódicos, algún opúsculo, etc.) no cabe duda que nuestro querido Valdelageve sería, como lo va siendo ya, mucho más conocido e integrado en nuestra provincia y fuera de ella.

Podría haber aportado algún dato más, pero creo que con lo escrito es suficiente para que todos podamos hacernos una idea bastante amplia del tema que acabo de relatar.

(Foto: Juan-Miguel Montero Barrado)

Una carta al director de 1999

Sobre un trabajo mío dedicado a "mi vaquerillo"

Hace casi ocho años (el 23 de enero de 2003) el diario Tribuna de Salamanca publicó de Paco Cañamero un artículo en el que se refería con genero- sidad al trabajo que dediqué a la figura de Félix Monforte, el muchacho que inspiró a José Mª Gabriel y Galán su poema "Mi vaquerillo".

domingo, 14 de noviembre de 2010

Una carta del doctor Almeida

Al leer cinco magníficos capítulos escritos por mi querido amigo el doctor Almeida en la revista Salamanca Médica, editada por el Colegio Oficial de Médicos de Salamanca, y dedicados a “Salamanca románica”, no tuve más remedio que remitirle una misiva, dándole mi opinión por ese estupendo trabajo.

También hice un recorrido por toda su magnífica labor desarrollada, tanto en la Facultad de Medicina, dentro de la docencia, exactamente en la asignatura de Anatomía, como en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca. Aproveché el momento para hacerle un esbozo sobre los pasos seguidos en su vida profesional y que conozco bastante bien.

A pesar de sus grandes conocimientos, jamás le vi poner un mal gesto, siempre se le veía alegre y a pesar de ello, todos, incluso sus alumnos cuando estaban reunidos en las sesiones clínicas, le tenían un gran respeto y no digamos los pacientes al verle con esa sonrisa en la cara irradiando una humanidad poco común.

Pero he aquí que al concluir su vida laboral como traumatólogo y después de un examen previo, hizo la carrera de Bellas Artes. El tiempo de ocio lo emplea en pintar, leer, estudiar, pasear…, aunque lo de pasear es un decir, puesto que por todos los lados lo paran sus múltiples amistades para conversar con él. Tal es así que de vez en cuando no tiene más remedio que aislarse en su chalet.

Creo, que podría extenderme mucho más, pero pienso que es suficiente lo ya narrado sobre mi buen amigo. Ahora, sólo resta que leáis la carta que hace unos días recibí.


Salamanca 23 de agosto 2010

Mi querido amigo Monterín:

Te agradezco mucho las palabras que dedicas a mi actividad como escritor sobre arte, pero sobre todo como amante del arte de Salamanca. Te conozco desde hace mucho tiempo y sé que hablas con el corazón, sin dobleces y sin ningún atisbo de adulación. Créeme que yo también siento admiración por ti, porque tienes un gran corazón y una cultura poco común para no tener estudios universitarios: amas la música, sobre todo el "bell canto", personificado en tu admirado Alfredo Kraus, y has demostrado sentirte atraído por la cultura popular, por el amor a tu tierra y porque te vuelcas con los amigos, los desprotegidos, etc... Creo que te conozco bien y puedo decir que tienes un "corazón de oro" en lenguaje popular. Sigue así todo el tiempo que Dios te conceda de vida y no mires para atrás; sobre todo trata de olvidar a todos los que te han hecho daño y responde con gesto de cristiano: ofreciendo bien por mal. Un fuerte abrazo con la admiración y cariño de tu amigo Pepe Almeida.

sábado, 13 de noviembre de 2010

La Calzada Romana desde tiempos inmemoriales

Con la llegada de Aníbal a Salamanca y posteriormente de los romanos varios pueblos se encontraban situados en la parte central oeste de la península Ibérica, entre España y Portugal y donde está situada la actual provincia de Salamanca. Eran los vetones y los vaceos. Durante la dominación romana esta parte de la Península y sus diferentes pueblos quedaron dentro de la provincia de Lusitania, cuya capital era Emerita Augusta, la actual Mérida.

Los vetones.

Era un pueblo de céltico de origen indoeuropeo, que se asentó en lo que hoy es el sur de la provincia. La base de su economía consistía en el pastoreo. Se alojaban en castros, que eran fortificaciones de cuatro o cinco metros de altura, y en sus alrededores colocaban piedras puntiagudas hincadas en el terreno con el fin de impedir los ataques de sus enemigos tanto en caballos como a pie. Como prueba de la existencia de este pueblo prerromano tenemos los toros o verracos de granito, que son esculturas zoomórficas y uno de los elementos más característicos de su cultura. También hay restos de aras, que eran altares que servían para hacer sacrificios y cultos sagrados.

En Monleón se encuentra un verraco y en Valdelageve, parece ser, se encuentra un ara, la cual no he podido llegar a verla al ponerme muchos impedimentos el poseedor de la misma. Posiblemente tenga miedo a quedarse sin ella. Mi paisano me dice que es una piedra grande y rectangular. Al norte de la provincia de Cáceres tenemos otra ara, incrustada en la pared de la iglesia parroquial de Aldeanueva del Camino. Esta noticia me la dio mi amigo Julio García Arroyo, gran conocedor del tema y escritor, que casualmente ha titulado su último libro como Vetones, editado por el ayuntamiento de Aldeanueva del Camino e impreso por Gráficas Hervás en agosto de 2010. También me detalló perfectamente cómo en Segura de Toro se halla otro verraco, que da nombre al pueblo, algo que desconoce la mayor de la gente.

Los también nos dejaron como herencia el juego de la calva, tradicional dentro de nuestra provincias castellanas. Aquí concluyo con este corto trabajo que coincide con el tema que a nosotros nos interesa.

Los vaceos.

Se introdujeron por el valle medio del Duero para asentarse definitivamente en el noroeste de nuestra provincia, exactamente donde se encuentra la comarca de La Armuña. A diferencia de los vetones, los vaceos eran de carácter agrícola.

Un poco de recordatorio.

La Calzada Romana fue la principal vía de comunicación por el oeste peninsular, desde Hispalis, al sur, hasta las actuales ciudades de Gijón y Avilés, en el norte. Más al sur de Hispalis llegaba hasta la desembocadura del río Guadalquivir. Fue una importante ruta comercial y militar. Con la llegada de los árabes en el siglo VIII el nombre cambió y comenzó a conocerse popularmente como Balata, Balatha o Al Blatha, que quiere decir camino ancho y empedrado y que al pronunciarse suena plata. Vía en latín equivale a camino por el que se transita. De ahí que desde la Edad Media la antigua Calzada Romana tomase el nombre de Vía de la Plata.

Me ha parecido interesante alargarme un poco más en el escrito con el fin de aclarar la diferencia entre los dos nombres. Retomando, todo el recorrido llegó a ser la auténtica columna vertebral del oeste de la Península y sobre ella se estructuró gran parte de la Historia de España.

Ya en la época del reino de los Tartesos, entre los siglos VIII y III antes de Cristo, en los alrededores de la desembocadura del río Guadalquivir, se transportaban minerales procedentes de las que luego fueron las provincias romanas de Lusitania y Galaecia. Por esa ruta se romanizó el oeste peninsular de sur a norte, aprovechando sus trayectos y, como todos conocemos, mejorándolos, ya que valoraron la importancia de esa ruta. A partir del siglo V se germanizó con la llegada de los visigodos e incluso sirvió para islamizar la Península desde el siglo VIII. Y como contra, fue también una vigorosa vía de expansión de los reinos cristianos del norte hacia el sur.

El arte jugó una buena parte en este camino. Embelleció nuestras ciudades con piedras y ladrillos, de ahí nuestros monumentos romanos, románicos, góticos, árabe-musulmanes, mudéjares, etc. También en torno a esta vía se desencadenaron algunas batallas que dieron grandes victorias contra los árabes o la independencia contra los franceses.

Entre unos y otros pueblos invasores, incluidos los romanos, visigodos, y árabes, dejaron a la Península “limpia” de algunas cosas, como los metales. De ahí que ahora nos encontremos por doquier toneladas de tierras removidas o escorias de minerales, entre los que se encuentran las de los alrededores del arroyo Servón de Valdelageve, hoy imposible de verlas por la forestación de la zona.

Para acabar.

Con el fin de intentar terminar este capítulo más agradablemente y sin dejar de mencionar la Calzada Romana, debemos pensar que también fue muy utilizada para que grandes de nuestros guerreros, pensadores, religiosos, etc. lo utilizasen no sólo para conquistar el Nuevo Mundo, sino para formar, educar, enriquecer culturalmente todo aquel terreno que hasta nuestra llegada se encontraba con otros conocimientos muy diferentes.

Y nada mejor que finalizar con unas palabras de mi buen amigo Vicente Sánchez Marcos, salidas de su corazón y que transcribo aproximadamente según me las mencionó:

“La Calzada Romana tiene un corazón universitario: 22 universidades fueron fundadas con los estatutos de la Universidad de Salamanca y quienes lo hicieron, caminaron por la Calzada Romana. Tiene un corazón de descubrimiento y conquista, pues Colón y luego los conquistadores la usaron para salir y volver, llevando y trayendo”.

(Fotos. Juan-Miguel Montero Barrado)