También hice un recorrido por toda su magnífica labor desarrollada, tanto en la Facultad de Medicina, dentro de la docencia, exactamente en la asignatura de Anatomía, como en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca. Aproveché el momento para hacerle un esbozo sobre los pasos seguidos en su vida profesional y que conozco bastante bien.
A pesar de sus grandes conocimientos, jamás le vi poner un mal gesto, siempre se le veía alegre y a pesar de ello, todos, incluso sus alumnos cuando estaban reunidos en las sesiones clínicas, le tenían un gran respeto y no digamos los pacientes al verle con esa sonrisa en la cara irradiando una humanidad poco común.
Pero he aquí que al concluir su vida laboral como traumatólogo y después de un examen previo, hizo la carrera de Bellas Artes. El tiempo de ocio lo emplea en pintar, leer, estudiar, pasear…, aunque lo de pasear es un decir, puesto que por todos los lados lo paran sus múltiples amistades para conversar con él. Tal es así que de vez en cuando no tiene más remedio que aislarse en su chalet.
Creo, que podría extenderme mucho más, pero pienso que es suficiente lo ya narrado sobre mi buen amigo. Ahora, sólo resta que leáis la carta que hace unos días recibí.
Salamanca 23 de agosto 2010
Mi querido amigo Monterín:
Te agradezco mucho las palabras que dedicas a mi actividad como escritor sobre arte, pero sobre todo como amante del arte de Salamanca. Te conozco desde hace mucho tiempo y sé que hablas con el corazón, sin dobleces y sin ningún atisbo de adulación. Créeme que yo también siento admiración por ti, porque tienes un gran corazón y una cultura poco común para no tener estudios universitarios: amas la música, sobre todo el "bell canto", personificado en tu admirado Alfredo Kraus, y has demostrado sentirte atraído por la cultura popular, por el amor a tu tierra y porque te vuelcas con los amigos, los desprotegidos, etc... Creo que te conozco bien y puedo decir que tienes un "corazón de oro" en lenguaje popular. Sigue así todo el tiempo que Dios te conceda de vida y no mires para atrás; sobre todo trata de olvidar a todos los que te han hecho daño y responde con gesto de cristiano: ofreciendo bien por mal. Un fuerte abrazo con la admiración y cariño de tu amigo Pepe Almeida.
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