martes, 31 de mayo de 2016

Datos demográficos de Valdelageve desde 1900


En los indicadores demográficos reflejados en la 
gráfica podemos observar el crecimiento y disminución de la población, revelándonos las distintas fases por las que ha ido pasando nuestro pueblo a lo largo del siglo XX y los primeros años del XXI.

Desde el comienzo del siglo XX, salvo un leve descenso en 1910, la población ha ido en aumento hasta llegar a 1940, en que Valdelageve alcanzó su máximo esplendor, llegando a tener 282 habitantes. Como anécdota puedo decirles que por aquellos años estaba mi padre de maestro de escuela y contaba él, muy orgulloso y satisfecho, que llegó a tener hasta 56 alumnos.

La cifra pudo ser más alta si no hubiese sido por la emigración, ya que ésta, aunque desconozco cuando comenzó, sí sabemos que a principios del siglo XX ya marchaban los gevatos rumbo a Sudamérica, principalmente a Cuba. Una prueba fehaciente es la partida en el año 1913 de Félix Monforte Chorro, el Vaquerillo de Gabriel y Galán, junto a su esposa Nicolasa Sánchez Britos, regresando 10 años después. Claro que, como dije antes, éste no fue el primero ni el último en ir a la isla caribeña, pues también fueron saliendo en busca de trabajo, no sólo en esa década, incluso anteriores o en posteriores, a Argentina, Brasil e incluso Panamá, país, éste último, donde  trabajaron en el conocido canal interoceánico.

Es a partir de los cincuenta cuando los indicadores de la gráfica  comienzan a bajar estrepitosamente, cuando los gevatos empiezan a distribuirse por diferentes provincias de España, especialmente en las Vascongadas, Madrid, Navarra y Cataluña. Ya en los años sesenta y setenta, con la fiebre europea, fue Francia el país preferido.

Advertimos cómo el último indicador, correspondiente al año 2015, es el más bajo: marca solamente 86 habitantes. Ahora sólo resta no perder la fe ni el ánimo, con la esperanza de que en un próximo futuro vengan tiempos mejores.

martes, 24 de mayo de 2016

Plano de Valdelageve


Hoy día en el mundo ya no existen secretos para nadie. Simplemente abriendo una pestaña en el ordenador podemos acceder, para recrearnos, entretenernos e ilustrarnos, a descubrir los rincones más recónditos e insospechados del planeta.

Esto es lo que ha sucedido también con nuestro querido pueblo. ¡Quién lo iba a decir! Actualmente el mundo entero puede visualizarlo a todos los niveles a través de estas modernas redes.


Mis queridos amigos, paisanos y seguidores del blog, no importa cuántos viajes hayáis podido hacer a nuestro pueblo utilizando todos estos artilugios, pero lo que sí quiero ahora mismo es mostraros de una forma muy simple, sencilla y humana el plano de Valdelageve para que recorráis sus callecitas, que son pocas y cortas, pero muy hermosas todas ellas, llenas de luminosidad. Quedaréis satisfechos, contentos y con la alegría de haber llegado a conocer un lugar nuevo para muchos, no tanto para otros, pero sí entrañable para todos.

viernes, 20 de mayo de 2016

Curar-endulzar y aliñar aceitunas














Las aceitunas recolectadas son transportadas en su mayor parte a la almazara, para la posterior obtención del aceite de oliva virgen de calidad. Otra parte, más pequeña, se destina a su preparación para ser comidas. Para ello lo primero que se hace es endulzarlas y luego aliñarlas. Es un proceso hecho con mucho amor y cariño por mis paisanas gevatas, que de ambos valores están sobradas.

Las aceitunas negras

Suelen necesitar menos tiempo para su elaboración, dada su madurez. Pero vamos a detenernos algo más en el desarrollo de las fases antes mencionadas.

La del endulzado consiste en quitarles el amargor. Actualmente algunas personas utilizan la sosa caústica, que, como se sabe, lo que hace es acelerar el proceso, lo que resulta más cómodo. Hay quienes continúan siendo fieles a los usos y costumbres que aprendieron de sus antepasados y de los que tan orgullosas se sienten.

Para endulzarlas se hacen tres cortes en sentido longitudinal a cada una de las aceitunas. Luego se meten en recipientes de 10 kilos, se llenan de agua durante 15 días aproximadamente y se les cambia el líquido dos veces al día. En este tiempo las aceitunas van soltando agua de color oscuro y de sabor amargo, que en nuestro pueblo llaman pechín.

Cuando han perdido el amargor, comienza la segunda fase, que consiste en aliñarlas o aderezarlas. Para ello se añaden al recipiente ajos machados, sal gorda, orégano, tomillo y un limón cortado o exprimido, en este último caso también con las cáscaras. De esta forma en dos días puede comenzar a comerse, pues ha transcurrido el tiempo suficiente para que las aceitunas hayan cogido el dulzor aromático, que sin duda ninguna con el transcurso del tiempo se irá afianzando.

Aceitunas verdes o blancas

Algunas de mis paisanas siguen tratándolas de la forma con que lo hacían sus antepasadas, si bien con algún matiz. Recogidas las aceitunas en el mes de octubre, el fruto es lavado para eliminar la suciedad que puedan traer tras su recolección en el campo. Las meten en agua hasta enero y es a partir de ese mes cuando se les cambia de líquido y son aderezadas con sal y ajo, quedando así hasta el mes de junio, que es el momento en que ya puede comenzarse a comer.

Bien es cierto que durante este tiempo transcurrido las olivas nunca son tocadas con las manos, pues todos los movimientos son hechos con cazos o cucharas de madera. Los recipientes se colocan en lugares frescos y oscuros, para que de esa manera aguanten más tiempo y se puedan comer durante todo el año.


Para finalizar, como podréis ver, las aceitunas se pueden curar o endulzar sin utilizar productos corrosivos.