Parte
de esta información me fue facilitada por su hijo Francisco, quien llegó a
decirme, casi con seguridad, que su padre llegó a Las Palmas de Gran Canaria a
primeros de agosto de 1914, procedente de la capital senegalesa, huyendo de los
franceses en el momento en que estalló
la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, en el periódico Canarias, con fecha 8 de marzo de 2003, escribió Javier Darriba:
“la primera referencia de Otto Kraus en las Islas es del 30 de abril de 1917”.
Yo
personalmente estoy más de acuerdo con la fecha que me facilitó su hijo
Francisco. ¿Por qué? Muy sencillo: una vez que Otto Kraus consideró que el Imperio
Austriaco iba a verse implicado en el conflicto, dada la alianza que mantenía
con el Imperio Alemán, decidió dejar todo lo que poseía, embarcando y arribando
en Las Palmas, lugar cercano y, a la
vez, perteneciente a un país neutral, el status que tuvo España durante ese
conflicto. Por lo demás, la edad de Otto Kraus en ese momento era de 40 años, como
se dice en el citado periódico.
Una
vez en la isla grancanaria, y a través de un periódico, encontró trabajo en el
Consulado alemán. Posteriormente, dadas sus ganas de trabajar, fue el impulsor
de los diarios El Día y El Liberal. Tiempo después, a raíz de la
amistad que hizo con don Gustavo J. Navarro Nieto, fundador del periódico La Provincia, entró a formar parte de
este rotativo. Esta etapa fue más larga, entrando como socio y como gerente-administrador, ayudando a
reflotar el periódico, que estaba atravesando un mal momento.
Queda
pendiente decir que al terminar la guerra solicitó a las autoridades francesas
la devolución de todas las posesiones que él tenía en Dakar, pero éstas
prefirieron mandarle dinero.
Además
de lo antes dicho, tengo referencias, más que seguras, de que Otto Kraus fue
propietario de una imprenta. Finalmente se retiró a los 75 años.
Del
matrimonio nacieron Francisco, Alfredo, Enriqueta
Lola -que lamentablemente falleció a los tres años y medio- y Carmen.
Josefa, además de ser una gran madre en todos los aspectos -no hay más que ver
cómo han salido todos-, tenía una dulzura muy especial para el trato y la educación.
Era una mujer muy alegre y también le gustaba cantar. Tenía una gran voz de
soprano ligera, que no llegó a explotar.
Salamanca, 1 de junio de 2003
(Fotografías: Canarias7)
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