Se suelen festejar como profanos los días 10 y 11 de agosto, san Lorenzo y santa Clara, no sin antes reunirnos en la parroquia de san Fabián y san Sebastián para salir todos en procesión con la imagen de Nuestra Señora de Fátima, ya que es un mes propicio al estar dedicado en toda España a la Virgen y además por ser el mes en que nos podemos reunir mucho mejor los gevatos.
Como es costumbre, antes de la misa subí al ayuntamiento, donde, después de decir unas palabras, hice lo de siempre: enviar muchos ánimos a toda mi gente cantando primero el “Perantón de Valdelageve” y después “Pueblito, mi pueblo”, que todos mis paisanos saben muy bien por qué comencé a cantarlo recientemente.
Los actos religiosos resultaron muy bonitos, ya que todos intentamos que así sea, empezando por don Pedro, que, como decía el grandísimo Papa Juan XXIII, “yo sólo soy un pobre cura de pueblo”. Es lo mismo con lo que quiero comparar a nuestro querido párroco, que con sus 84 años irradia fortaleza, salud y ganas de trabajar, que es lo que le deseo en nombre de todos los gevatos, incluido yo y siempre contando con la ayuda del ya mencionado, el Santísimo Juan XXIII.
La iglesia ha tenido un par de cambios sustanciales al colocar en la parte superior del retablo las imágenes de los Sagrados Corazones de Jesús y de la Virgen María, donados por las hermanas Isidra y Leonor Galán. Tal es así, que nuestra “pequeña catedral de la sierra”, como yo la denomino, ha ganado muchos enteros.
Y para terminar los actos en el templo hice un pequeño homenaje, en nombre de todos los gevatos, a nuestro paisano o hijo adoptivo -digo esto por haber nacido en Guijo de Granadilla, provincia de Cáceres- Félix Monforte Chorro, “el Vaquerillo”, que estuvo trabajando para el gran poeta Gabriel y Galán. Al final leí la poesía que a él dedicó el poeta, “Mi Vaquerillo”, que, según alguna opinión recogida, parece que el momento resultó agradable y lleno de recuerdos. Gracias.
Los actos profanos fueron, como cada año, muy bonitos. Tuvimos tiempo para divertirnos, no solamente en el bar o en las verbenas que duraban hasta altas horas de la madrugada, sino en las reuniones y fiestas familiares y de amigos que se montaban en muchas de las casas o en las bodegas para recibir y agasajar a todos los llegados desde otras provincias o del extranjero a pasar esos y otros maravillosos días al lado de sus seres queridos.
Muchos de ellos aprovecharon para estar en nuestro querido pueblo hasta días antes de finalizar el mes, pues había que evitar las aglomeraciones en las carreteras.
Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado
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