miércoles, 24 de julio de 2024

La gran labor del sacerdocio en la vida rural

 

Increíble, pero cierto. El párroco que atiende a mi pueblo, Valdelageve, siempre  estuvo cargado de otros municipios. Ha sido algo muy normal, pero tanto como ahora… Fíjense: según el periódico La Gaceta Regional de Salamanca, con fecha domingo 21 de julio de 2024, el actual párroco, don Gabriel Alberto Jaramillo Vargas, natural de Colombia, tiene a su cargo los siguientes: 

Miranda del Castañar, Cepeda, Sotoserrano, Herguijuela de la Sierra, Madroñal,  Monforte de la Sierra,  El Cerro, Lagunilla, Valdelageve, Montemayor del Río y Peñacaballera. En total son 11 los que están a su disposición.

Son muchos los kilómetros a recorrer, con sus respectivas curvas, amén del peligro de ir pendiente de todo el trabajo y las atenciones que las parroquias y feligreses requieren.

Están las misas de sábados, domingos y fiestas de guardar; los nacimientos, bautismos, comuniones y extremaunciones; las bodas y fiestas patronales… Todos estos actos litúrgicos los englobaría en actividades  adulto-infanto-adolestente-juveniles.

Pero también están las defunciones: primero, con los actos preliminares; luego, los in situ;  y, finalmente, todo lo que conlleva a posteriori, incluidas las misas anuales.

Las fábricas hay que cuidarlas y atenderlas a todos los niveles. Aunque hay feligreses que están pendientes de todo lo que a ello respecta, siempre existen casos por resolver.

Hay que estar pendiente de todo lo que a la Casa Parroquial respecta, como el control y puesta al día de todos los libros en los que van inscritos los acontecimientos habidos en la extensa Comunidad Cristiana. También están las arduas  preparaciones para cualquiera de los actos públicos ya mencionados con anterioridad y que son muchos. Y sin que falte la atención a la feligresía, tanto presencial como telefónicamente.

No solamente debe ser una gran persona y estar lleno de amplias virtudes, sino que también debe estar rodeado de una gran fuerza física, mental y espiritual, ya que, sin ello, una grandísima fe no sería capaz de llevar a cabo una labor tan cristiana y a la vez humana.

A mí solamente con escribir estas cuatro líneas la cabeza me está haciendo chiribitas, así que ¿cómo la tendrá nuestro querido y admirado don Gabriel Alberto? 

(Fotografías: 1, La Gaceta Regional de Salamanca; 2, Juan-Miguel Montero Barrado).

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