Los paisajes que la vida rural nos ofrece acostumbran a ser excelentes escenarios de narraciones. Las novelas que transcurren en pequeñas poblaciones atraen especialmente al público, lector que vive en las ciudades, donde no existe el contacto directo con la naturaleza, ni las relaciones personales son tan intensas y comprometidas. Generalmente, en la ciudad cada persona es un individuo aislado, sus problemas son propios y no suelen compartirse fuera del ambiente familiar. Sin embargo, en los pueblos las personas viven más estrechamente comunicadas y comparten más los sentimientos y vivencias.
Desde hace tiempo, el éxodo rural hacia las grandes ciudades provocó el abandono de muchos pueblos y por ello la biblioteca pretende recuperar un mundo que parece perdido en nuestro tiempo, un mundo hecho de rocas y vientos, pero, también de pasiones elementales que estallan a veces de manera explosiva. Y te propone un viaje a la inversa: una vuelta a nuestros pueblos por los senderos de la literatura.
(Fotos: Juan-Miguel Montero Barrado)
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