Sería muy injusto no mencionar a
Había nacido en El Cabaco, pero a la edad de 28 años llegó junto a sus padres al pueblo, como renteros para atender una finca llamada “Coto Arca Buitrera”, sita en la ladera del “Lomo de los Caballos”, muy cercana a un cerro cuyo nombre es
Efectivamente, allí vivió junto a sus padres hasta que un día se casó con un joven llamado Pedro, natural de
El terreno que tenían era muy grande, de ahí que el trabajo a desarrollar también era mucho. Tenían también ganado, como vacas, cerdos, gallinas, muchas cabras, etc. Y además tenían otra ocupación, que era estar pendiente de los lobos, ya que cuando los animales salían a pastar por los prados, siempre tenía que estar alguien muy pendiente de ellos. Por supuesto que la escopeta nunca le faltaba, pero, a pesar de todo lo dicho, algunas veces los lobos hicieron alguna que otra matanza de ganado. Cuando la familia estaba más tranquila era cuando el ganado estaba encerrado en los corrales.
Vivían bien, no en balde la venta del ganado les proporcionaba ingresos, al igual que los quesos que hacían. Me contaba Cándida que cuando tenían muchos, los colocaban en dos banastas y con un mulo se acercaba ella misma a Lagunilla a venderlos, donde había un comercio que se hacía cargo.
Cándida iba cada semana al pueblo, pues siempre se necesitaba algo, aunque no fuese más que tener contacto con la gente. Además, con la sonrisa que su cara reflejaba y la humanidad y simpatía que poseía hacía que todo el pueblo la quisiese y la tratase como una vecina más, que si lo pensamos bien, una vecina era, sólo que vivía algo más alejada del pueblo.Cándida es una persona muy culta, ya que siempre le ha gustado mucho la lectura. Es curioso, pero a pesar de ello, sus niñas y el niño fueron a la escuela de
Volviendo al tema que nos interesa, Cándida estuvo en la finca del “Coto Arca Buitrera” 38 años. Con 66 años volvió al pueblo que la vio nacer, El Cabaco, junto con su esposo Pedro. Durante un tiempo estuvo en contacto con los gevatos, pues tanto iban ellos a Valdelageve como los gevatos venían a verla. Los años no pasan en balde y nuestra querida amiga, no ha dejado de olvidar a ese pueblo que tan bien la acogió y tantas amistades dejó. De muchas de las noticias de Valdelageve está muy bien enterada y actualmente, por mí mismo, que cuando voy a mi pueblo desde El Cabaco siempre le traigo noticias que ella tanto agradece. Además de contarme cosas del tiempo que allí pasó, yo le pregunto muchas otras sobre los lugares y alrededores donde vivió, y ella, tan ufana y sonriente, me contesta siempre con todo el cariño.
Los años no pasan en balde y tiene ya 91 años, pero pese a ello, aunque tenga algún achaque, cosas de la edad, sigue tan dicharachera como siempre. Da gusto estar a su lado y conversar con ella. Siempre tiene alguna hija a su lado. Si no recuerdo mal, es a Chani y Fonsi a quienes más veo.
Bueno, esto es un esbozo de la vida de Cándida, que, como su nombre indica, es lo que ha sido y seguirá siendo.
(Foto: Juan-Miguel Montero Barrado)
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