El tramo de la Calzada Romana de Mérida a Astorga hasta Salamanca capital, llamada por los romanos Salmantice o Helmantike, es el que concentra mayor número de restos. De la importancia histórico-cultural que tiene el tramo que pasa por Salamanca da fe que en 1931 fue calificado por como Monumento Nacional (15). Y más recientemente, en 1984, la Junta de Castilla y León ha declarado al tramo de la Vía de la Plata como Bien de Interés Cultural (16).
El tramo de la calzada romana que atraviesa la provincia de Salamanca es de 109 kilómetros, casi la cuarta parte del total de 463 kilómetros. Desde el límite sur de la provincia hasta la llegada a la ciudad están catalogados de 30 a 33 miliarios. Unos están situados en su emplazamiento original o cerca de él, otros lo están en diferentes pueblos cercanos o fincas particulares, y el resto, en lugares desconocidos o desaparecidos.
Para concluir, y al igual que hice con el comienzo de este relato, voy a intentar recrear el itinerario que utilizaría una legión romana en su paso por la capital salmantina a lo largo de sus calles actuales.
Una vez pasado el Puente Romano, subiríamos por la Ribera del Puente, sin olvidarnos que a la derecha está la Cruz de los Ajusticiados, con su pequeño basamento que servía de tajo. Atravesaríamos el arco de Aníbal y giraríamos por la izquierda para subir por la calle Vera Cruz. A la derecha recorreríamos la calle Libreros, para entrar en la plaza de San Isidro. Por la izquierda tomaríamos la calle Compañía, para desviarnos enseguida por la calle Meléndez y desembocar en el Corrillo. Desde éste entraríamos en la Plaza Mayor y saldríamos por el arco de la calle Zamora. Seguiríamos a lo largo de la calle hasta el final, cruzaríamos la Puerta de Zamora y en línea recta nos dirigiríamos por el paseo de Torres Villarroel hasta llegar al acuartelamiento del General Arroquia, conocido popularmente como cuartel de Ingenieros. Desde aquí saldríamos de la ciudad y proseguiríamos por la Calzada camino de Zamora.
De Calzada Romana a Vía de la Plata.
En el tramo hasta Astorga no hay miliarios, pero sí muchos vestigios romanos. Sólo Astorga, ciudad donde finalizaba la Calzada, está llena de grandes muestras de su pasado romano. Y es que, como dijimos al principio, Augusta Asturica, fue una ciudad importante.
La Calzada Romana que iba de Augusta Emerita a Augusta Asturica fue la principal vía de comunicación por el oeste peninsular de norte a sur. Con la llegada de los árabes a la Península a comienzos del siglo VIII el nombre cambió y comenzó a conocerse popularmente por la palabra árabe Balata, Balatha o Al Blatha. Quiere decir camino ancho empedrado y al pronunciarse suena “plata”. Vía, del latín, equivale a camino por el que se transita. De ahí que desde la Edad Media la antigua calzada romana tomase el nombre de Vía de la Plata.
Se sabe que los primeros peregrinos que iban a Santiago de Compostela no llegaron del continente europeo desde el otro lado de los Pirineos, sino desde el sur de la Península. Eran los mozárabes, los cristianos arabizados que vivieron en Al Ándalus, la parte de la Península integrada en el mundo árabe-musulmán. Se sabe de los mozárabes que en distintos momentos o bien huyeron de Al Ándalus o bien se fueron quedando en los territorios conquistados por los reinos cristianos del norte. El escritor árabe Algacel llegó a decir en el año 852 lo siguiente: “son tantos los peregrinos que van a Santiago por la Calzada Occidental, que difícilmente se anda por ella” (17).
También he oído decir que ya en los siglos III y IV, había cierto movimiento de comunidades cristianas en encuentros con las orientales y viceversa.
Mucho se ha escrito y se sigue escribiendo sobre el Camino. Miguel Ramos Romeros ha dicho que “la Ruta de la Plata tiene un corazón de peregrino jacobeo, de buhonero, de trotamundos de pies ligeros, de aceiteros y pimentoneros, de saltimbanquis, de chatarreros y de carbonerillos, de tratantes de ganado, de esquiladores y de castradores de cerdos, de frailes predicadores, de mendigos, de segadores gallegos, de carreteros maragatos, de señores terratenientes y de gentes de malvivir... Un corazón que latió con fuerza hasta el antesdeayer del siglo pasado, en que le vino el relevo con la nueva carretera real y con el nostálgico ferrocarril. Tiene un corazón dormido y usurpado, lleno de telarañas, cubierto con la pátina dorada del tiempo, que se le ha quedado dormido entre las manos” (18). El viejo trazado ha durado hasta apenas menos de un siglo. Hoy está despertando, para poder ser en breve uno de los caminos de senderismo europeo más transitados.
Y para terminar nada mejor que unas palabras de Vicente Sánchez Pablos salidas de su corazón y que transcribo tal cual me las mencionó: “La Calzada Romana tiene un corazón universitario: 22 universidades fueron fundadas con los estatutos de la Universidad de Salamanca y quienes lo hicieron, caminaron por la Calzada Romana. Tiene un corazón de descubrimiento y conquista, pues Colón y luego los conquistadores la usaron para salir y volver, llevando y trayendo”.
Notas finales.
Para finalizar este escrito no tengo más remedio que mencionar a: mí gran hermano Jesús, el cual ha sido el corrector de estilo para que podamos leer el escrito con mayor facilidad.
A Vicente Sánchez Pablos por todos los datos que me ha aportado.
Y, cómo no, a mi queridísima amiga y compañera Ana por su trabajo de escanear las fotos, colocarlas y tener algo más que paciencia.
A todos, por igual, les quedo muy agradecido.
Notas.
(15) Orde del 3 de junio de 1931.
(16) Ley 16/1985. Patrimonio Histórico de Castilla y León.
(17) Entrevista a Alfonso Ramos de Castro, separata del diario El Mundo de Castilla y León, número 38, viernes 16 de julio de 1999.
(18) Miguel Ramor Molero. "La Ruta de la Plata (I)", publicado en el diario Tribuna de Salamanca el 2 de agosto de 1995.
(Fotos: Juan-Miguel Montreo Barrado)
Salamanca, 12 de junio 2008
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